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Tengo un amigo que mantiene que en una cola de gente se puede ver el carácter de una sociedad. Y la verdad es que observar con atención una fila, es un experimento sociológico de lo más entretenido. Está el que se queja por todo, el impaciente que mira constantemente el reloj, el impertinente que resopla, el que responde con superioridad al que pregunta, el insolidario, el pasivo, el activo, el pasota, el despreocupado, el solidario, el amable, el educado, el sonriente, el que no se entera cuando la fila avanza, el cotilla, el parlanchín, el necio, el que no sabe el destino de la cola, el repetidor... y así hasta el infinito. A casi nadie le gusta esperar y por eso, la sensación de perder el tiempo, saca lo mejor y lo peor de las personas.
Stanley Milgram, uno de los grandes psicólogos de la historia, incluyó las filas de gente en sus experimentos sobre la respuesta social a determinados estímulos. Y lo hizo enviando a sus colaboradores a colarse en lugares de todo tipo. La respuesta fue muy llamativa, porque la mayoría solo recibieron gestos de desaprobación o miradas de molestia. Apenas un 10% de los jetas fueron expulsados por el resto. Para Milgram, esto ocurrió por varios motivos. Uno porque las personas que hacen una cola no se consideran realmente un grupo. Y dos porque la mayoría es educada y tolera cierto grado de transgresión a cambio de no buscarse un lío.
(Javier Gallego)
Nadie puede dudar de que vivimos inmersos en una sociedad insolidaria, grosera, pasota y maleducada en general. Además, la agresividad y la violencia que imperan entre muchos de nosotros hace que el nerviosismo se dispare y se pierdan las formas. El experimento de la cola es de lo más interesane porque viene en cierto modo a desmentir lo que acabo de escribir. Ante unos jetas que se cuelan, poca gente de la fila reacciona con agresividad y enfado manifiesto. Miradas de molestia y poco más, solo unos pocos expulsaron a los tipos de la cola. La conclusión es que en una cola no hay conciencia de grupo y nadie se compromete a dar la cara por otros y no quieren buscarse un lío. O quizá porque haya más gente educada de lo que creemos.
La primera parte del texto tiene su aquél, porque en cualquier grupo de gente enseguida se puede apreciar el carácter de las personas pero esto da para otra actualización.
Me quedo con la idea de que aún hay gente educada, correcta y señores caballerosos, como puede ser el caso de nuestro amigo Joaquín, siempre con buen talante y tolerante donde los haya. Hoy, mi actu va dirigida a él, con esta veleta de la Capilla del Carmen de Sevilla, donde se ve a un peregrino, a alguien que emprende un camino.
Besos.
Pues desde que empezó la pandemia y se generalizaron las colas hay que ser jeta de verdad para intentar colarse. Y el talante y la educación influyen mucho: ya sabemos que en muchas colas (de supermercados, por ejemplo) tienen preferencia los mayores de 65 años, pero nunca he visto llegar a ninguno pretendiendo ser atendido antes.
Paso a dejar saludos
Espero que todo bien
Pues yo pienso que hay más gente educada que gente mal educada. Por desgracia hay de todo y cierto es que últimamente el panorama resulta algo desolador, pero yo por lo general, me encuentro a gente con comportamientos medianamente aceptables.
Los de comportamientos no muy adecuados... creo que son los menos.
La foto es muy bonita.
Muchisimas gracias-
Joaki-007Hoy a las 07:21
eliocroca2Ayer a las 22:07
AMeigaAyer a las 16:49
angela.69Ayer a las 11:56
corremundos09/12/2024