COSTUMBRES ESPAÑOLAS

A pesar de la globalización, cada país trata de conservar su propia identidad y eso, decorativamente hablando, da pie a ciertas particularidades y manías que los habitantes de otras regiones les puede llegar a entender. En el caso español nos vienen a la mente un gran número de costumbres que son muy difíciles de ver fuera de nuestras fronteras, como tener un jamonero en la cocina o usar persianas. Veamos las más llamativas.  

Habitaciones y salones llenos de objetos: los españoles somos muy dados a guardar. Nos cuesta tirar todo aquello que nos trae buenos recuerdos y muchas veces escogemos las vitrinas y estanterías de habitaciones y salones para exponerlos, dando la sensación de parecer más un museo que una casa minimalista, como es la tendencia en casi todo el resto de Europa, en especial, en los países nórdicos.  No nos descalzamos al llegar a casa: en algunas culturas, como la japonesa, es una falta de respeto. Pero no son los únicos: Finlandia, Alemania, Turquía, China, Indonesia o Arabia Saudí, también cumplen esta premisa. En España no nos descalzamos hasta el momento de desvestirnos y, algunos, incluso llevan el mismo calzado en la calle que en casa.  Camas abarrotadas de elementos y capas: cubre canapé, protector de colchón, sábana bajera, sábana encimera, manta, colcha, almohadas y cojines o peluches decorativos. Nada práctico en la realidad, ya que en otros países se busca simplificar y usan un nórdico con su funda para vestir la cama.

(El Confidencial)

Leyendo estas costumbres tan nuestras y comparando esto con lo que se hace fuera de nuestras fronteras, se puede llegar a la conclusión de que somos un país de excesos en todo lo que está dentro de nuestras casas. Es cierto que, a unos más que a otros, nos cuesta desprendernos de todos los objetos que se van acumulando a lo largo de la vida, nos gusta mostrarlo y como dice el texto tenemos todo lo contrario a una casa minimalista, tenemos más bien un museo. Lo mismo ocurre con la manera de vestir las camas, con tantos elementos superpuestos mientras que los paises del norte se apañan con una simple funda nórdica, lógico, que abriga lo mismo y no pesa. 

Y queda el tema de no descalzarse al entrar en casa. Es verdad que nos ponemos zapatillas pero ya en el dormitorio después de haber pisoteado toda la casa con el calzado de la calle. Además de los japoneses, algo superconocido, ahora lo vemos como lo más habitual en las series turcas que pueblan nuestra televisión. Todos dejan los zapatos en la entrada y allí mismo se ponen las zapatillas que han dejado al salir.  No es minimalista este rinconcito del Parador de Monforte de Lemos, ni falta que hace.

Besos.