DECIR TACOS

Para algunos, las palabrotas suponen una descarga emocional, un alivio terapéutico, pues liberan tensiones emocionales, algo así como un bálsamo o un analgésico. Somos conscientes de que a lo largo de la historia de la lengua y de la literatura el taco ha estado presente en textos de relevancia,  forman parte de la espontaneidad y de la expresividad propias del registro coloquial, caracterizado por cierta naturalidad y flexibilidad en la comunicación diaria, ya sea entre amigos, familiares o conocidos.

No obstante, convendría su uso en la justa medida para controlar su alcance. Los contrarios a dicho empleo se basan en razones de lo que denominan “buen gusto”, tampoco es de buen tono que las clases sociales más privilegiadas o profesiones de elevado rango intelectual escupan palabrotas. Y los niños, que son como esponjas, que ni los oigan, por supuesto: padres y profesores deben inculcar ejemplo a pupilos y vástagos. Existen estudios que avalan la virtud del taco, pues demuestran que las personas que los profieren son más inteligentes y que poseen una mayor capacidad de recursos léxicos y estilísticos. El taco no sabe de trabajos, ni de tramos de edades, ni de componendas sociales ni origen o estudios, de regiones o mayor o menor educación. El taco está ahí conviviendo con tantos otros términos y  es que el español es un idioma rico en tacos.

(Pilar Uca)

No sé vosotros pero yo tengo la impresión de que ahora se dicen más tacos que antes, sobre todo la gente joven, quizá porque los medios de comunicación llegan a todas partes o porque haciendo gala del valor terapéutico que sin duda tienen, el personal los dice para descargar tensiones emocionales que en estos tiempos todos acumulamos. Lo que sí es cierto es que las palabrotas no entienden ahora mismo de clases sociales ni de sexo, ni de edades ni de trabajos. Lo mismo te suelta un taco una chica, que un señor mayor, un ingeniero, que un camionero. Eso que se decía antes de "dice más tacos que un carretero", ya no es así, entre otras cosas porque ya no existe esa profesión. En este sentido el lenguaje nos iguala a todos. ¿Para mal?

Pienso que hay que procurar no abusar de ellos, aunque en ocasiones la gente los suelte en la intimidad. No conviene repetirlos porque el uso excesivo hace que el taco pierda expresividad y por supuesto no caer nunca en un lenguaje soez. Los frutos de los cupresus, una especie de piña, rompen el tono lineal de las ramitas, en su justa medida.

Besos.