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Durante la tarde del 10 de octubre, después de que Carles Puigdemont declarase o no la independencia de Cataluña, dos fotografías comenzaron a circular en redes sociales en forma de meme. Todos las vimos: se trata de las instantáneas que muestran la ilusión de una de las asistentes al Parlament y su gesto de decepción tras paralizarse la propuesta. Es casi la descripción perfecta de nuestra era, en la que vivimos en un infinito ciclo de ilusiones desproporcionadas y decepciones brutales.
Se promete algo que es imposible de conseguir, aprovechando la ilusión de la gente, pero que conduce indefectiblemente a la decepción, la frustración y la tristeza. ¿Qué cambio cultural ha propiciado que vivamos en un eterno ciclo de promesas y expectativas insatisfechas? Quizá nuestra necesidad de buscar constantemente estímulos e ilusiones en un contexto en el que a menudo es difícil hallarlos, en el que la monotonía es un valor a la baja y en el que nos seducen las respuestas rápidas a problemas complejos. Ya no tenemos una gran confianza en el futuro, como sí pudo ocurrir hace unas décadas, por lo que necesitamos grandes promesas que nos permitan soñar durante un breve periodo de tiempo. Ahí, el consumo y las ideologías que llegan rápido al corazón, tienen el terreno abonado.
(Héctor Barnés)
En estas últimas semanas todos hemos podido expereimentar ese ritmo desenfrenado de las noticias que se sucedían sin respiro. La noticia de la mañana ya no servía al mediodía y por la noche ya estaba superada por otra que se había superpuesto. Y eso es el ritmo de nustra vida, la inmediatez de lo que ocurre, que salta enseguida por las redes sociales y los periódicos digitales.
Lo que dice el sociólogo puede ser una explicación, vamos del subidón exagerado al bajón repentino para después subir a lo más alto otra vez. Y eso es una montaña rusa de emociones que es muy difícil de gestionar por una persona normal, por más que sea una manera de huir de la monotonía, que no nos ofrece ninguna segurida a largo plazo. Promesas y sueños, aunque duren solo dos minutos. Como las olas que van a las rocas y se estrellan contra ellas.
Besos.
El problema es que vivimos demasiado en futuro, como si el tiempo actual, el presente, no sirviese para nada. Cuando buscamos algo lo queremos ya, despreciando esa "amorosa espera" que todos hemos experimentado y que tiene mil matices de satisfacción. Pero cuando lo basamos todo en lo que vendrá y no tenemos seguridad de que venga, o de que cuando venga sea nuestra panacea...
Buenas noches .
Mejor no lo puedes decir .
Lo que hoy es noticia , mañana ha pasado de moda y lo que a las 15:00 es lo último, a las 15:30 , ha quedado desfasado.
Las cadenas de TV y la prensa en general alimentan toda clase de noticias que uno vá engullendo poco a poco .Y todo es un sin vivir , como diaria nuestra amiga ...
Resumiendo: todo es de autenticos locos .
Y yo me pregunto...¿como acabará todo?...
Por cierto, de momento sigue en pie lo de la huelga del dia 8...
Besos.
Bufff, esos dias no te enterabas de nada con tanta sucesion de acontecimientos
saludos
Estamos en una sociedad de extremos en todos los aspectos, con lo bonito que es el punto intermedio. Lo del Puig es de psicoanalista urgente.
Espero estés bien!!! Pasa buen lunes!!! Besos y abrazosss!!!
Te he dejado mensajitos desde el día 31 de octubre al 3 de noviembre.
Yo sinceramente ya paso de ver las noticias. Hombre, y con respecto a lo de Cataluña ha sido un empacho total. Y sí, a cada momento un detallito nuevo, que importante o no, tenían que comunicárnoslo, como si todos en casa estuviésemos aguantando la respiración hasta que no nos contasen algo nuevo.
Menudo el jaleo que han montado tanto unos como otros.
Veo el resto de las noticias (a veces), pero es escuchar Puigdemont o independencia, etc., etc.,... y sigo haciendo zapping.
angela.69Hoy a las 11:41
violemiviHoy a las 10:51
Joaki-007Hoy a las 07:20
astur_82Hoy a las 00:01
NaiaraDelkoAyer a las 23:38