DOBLE VIDA

Acaban de salir a la luz las 1.200 cartas que François Mitterrand envió a su amante Anne Pingeot durante más de tres décadas de relación. Cuando se conocieron, él estaba casado, tenía dos hijos y había cumplido los 46 años. Ella era una estudiante de 19. A pesar de que Mitterrand siempre vivió en su domicilio conyugal de la calle Bièvre, mantuvo una apasionadísima relación con Anne, de la que tuvo una hija. Ya en vísperas de su muerte, cuando un cáncer había invadido todo su organismo, escribe: "Fuera de ti todo se oscurece. Mi felicidad consiste en pensar en ti y amarte. Siempre me has dado más. Tú has sido mi oportunidad de vida. ¿Cómo no amarte más?".

La lectura de las cartas impresiona porque muestra la personalidad oculta de un hombre en apariencia soberbio, frío y distante, un monarca republicano que comía con cubiertos de plata y que sólo tuteaba a su mujer. Me admira su afán de agarrarse a la vida y su capacidad de mantener intacta la devoción por Anne Pingeot, que aparece en primer plano con su hija Mazarine muy cerca de la legítima esposa Danielle frente al ataúd en el funeral de Estado. Pero también me inquieta su increíble disposición para aparentar lo que no era y para llevar una doble existencia.

Como apuntaba Simenon, no hay que juzgar, basta con comprender. 

(Pedro Cuartango)

De todos es sabido la gran tolerancia que los franceses tienen hacia estos temas, y que además no cuestionan en absoluto en un personaje político. No hay más que ver la lista de sus presidentes y su vida privada: Giscard, Chirac, Sarkozy y ahora Hollande pero entre todos ellos Miterrand, que tuvo dos familias a la vez con conocimiento no sólo de las dos sino al final de todo el país. Este caso en  Estados Unidos sería impensable, porque pueden hacer vista gorda en otras cosas pero en las de cintura para abajo son intolerantes e hipócritas en grado sumo. Para ellos quien engaña a su cónyuge engaña al país, y un político que miente no les sirve ya.

Pero volviendo a lo de Mitterrad, es un caso único, dado el carácter altivo y soberbio del personaje y las tragaderas de la esposa legítima con ambas familias compartiendo duelo.

¿Cómo se puede llevar esta doble vida y mantenerla hasta el final?  No juzguemos pero lo de comprender ya es más difícil.

Besos.