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Leo esta entrevista que concede la gran novelista Julia Navarro con ocasión de la publicación de un nuevo libro suyo sobre mujeres. Y entre muchas cosas importantes de suma actualidad le preguntan sobre esta especie de revisionismo tan ridículo que estamos padeciendo acerca de obras escritas en otras épocas que ahora, con lo que llaman "cultura de la cancelación" están censurando y "obligan" a una reescritura siguiendo parámetros actuales que, como muy bien dice Navarro, no se sabe de donde salen, quienes los pergeñan y los lanzan a las RRSS con afán destructivo. No puedo estar más de acuerdo con ella. Somos lo que somos por lo que hemos sido y no se puede entender el presente sin conocer el pasado. Quizá el problema de esos censores (qué lamentable a estas alturas) sea su ignorancia.
La cultura de la cancelación es un fenómeno social que se desarrolla en las redes sociales de internet que busca reprochar a aquellas personas que han asumido actitudes o comportamientos que son mal vistos socialmente, aun cuando dichas conductas no constituyen un delito.
El otro día me enteré que ahora se la han cogido con las novelas de "Los cinco" y de "Los siete secretos"de la gran novelista Enid Blyton, libros que todos de pequeños hemos leido y no nos han traumatizado en absoluto por el mero hecho de que haya un niño gordito. Me parece que nos estamos pasando un poco con esta estrechez de miras. No creo que ninguno de nosotros viéramos racismo y sexismo entones. Otro tanto pasa con los cuentos tradicionales. Y qué decir de los mitos como el de Hércules con la maza sacudiendo a Caco...
Besos.
Dos anotaciones sobre la llamada "cultura de la cancelación", que, para mí, es sólo un homenaje a la estupidez y a la ignorancia. La primera: pretender partir de cero siempre, a cualquier precio, significa renunciar a unas raíces que, nos guste o no, están alimentando nuestro presente; sin plantearse que, con esa actitud, dentro de veinte años se habrán olvidado también las maravillosas conquistas del momento actual. Segunda anotación: decían (ahora ya no, claro) que rectificar es de sabios, y reconocer los errores, las injusticias e incluso los atentados contra la dignidad humana de tiempos pasados ayuda (creo yo) a no cometerlos de nuevo. ¿Qué pasará el día en que estos espíritus tan proclives a ofenderse no toleren la existencia de los bufones de Velázquez? Quizá un espejito les vendría bien (no a los bufones, claro, sino a los puristas éticos).
Bona nit .
Antes de nada , madre mia que Escultura fantastica .
Impresionante .
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Es que ahora es una pasada todo.
Todo lo de antes lo están revisando y al final ya no seran cuentos los cuentos ni seran nada .
Y quien dice cuentos, todo lo demás.
Pues fijate por ejemplo las peliculas antiguas que se ve como están fumando en los Restaurantes o como se comportaban los hombres .Oye , es la historia que hemos vivido y yo creo que estos documentos no se pueden borrar ni censurar .
El otro dia en un programa de la tele de esos que dan programas de antes ,salia una tertulia de una cadena y todos fumando.Ahora nos choca verlo y ya sabemos que eso ahora es impensable verlo , pero ahi está el reportaje para recordarnos que asi era .
Y yo creo que la censura ya es hora que desaparezca en estas cosas .
Buenas noches .
Un beso.
Ay, el tema de que hay que reescribir los cuentos porque son machistas y no sé qué. Pues no te digo yo que no, pero las cosas deben quedarse como está. Que ahora se escriba de una manera más acorde con la época que vivimos sí, pero lo de antes se debe quedar como está porque de todo se aprende. Aunque visto lo visto, la humanidad aprende poco.
Está claro que hemos avanzado, pero solucionar no hemos solucionado nada.
Si nos ponemos así, habrá que revisar cuentos, libros, canciones, películas... en fin, no acabamos nunca.
Una de las primeras acciones de los nazis cuando alcanzaron el poder en Alemania, fue la quema de libros. Ocurrió en mayo de 1933 e iniciaba la persecución sistemática de los escritores judíos, marxistas, pacifistas y otros que simplemente resultaban desagradables al régimen.
Casi un siglo después, tras los ropajes (indudablemente válidos) del pensamiento del siglo XXI, se esconden los mismos intolerantes de uno y otro signo, que solo admiten su propio código ético, y son capaces de boicotear un acto universitario o ejercer acoso psicológico en espacios reales o virtuales sobre cualquier individuo que no sea de su cuerda.
Parece que la inquisición y la censura nunca mueren.
Besos
Joaki-007Hace una hora
eliocroca2Ayer a las 22:15
AMeiga11/12/2024
angela.6911/12/2024
corremundos09/12/2024