EL SOSIEGO

¡Sosiégate, corazón! ¡No desesperes!
Tal vez un día más allá de los días
encuentres lo que quieres porque no lo quieres.
Entonces, libre de falsas nostalgias,
alcanzarás la perfección de ser.

¡Pero pobre sueño el que solo quiere no tenerlo!
¡Pobre esperanza la de existir tan solo!
Como quien se pasa la mano por el cabello
y en sí mismo se siente diferente,
¡ah, cuánto mal hace al sueño el concebirlo!

¡Sosiégate, sin embargo, corazón! ¡Duerme!
El sosiego no quiere razón ni causa.
Sólo quiere la noche plácida y enorme,
la grande, universal, solemne pausa
antes de que todo se transforme en todo. 

(Fernando Pessoa)

En estos últimos meses además de la preocupación y la incertidumbre a todos nos ha ganado el desasosiego. El desasosiego es claramente la falta de sosiego,un término que alude a la calma, la paz o el reposo. La acción de desasosegar, por lo tanto, consiste en hacer que alguien o algo pierdan la tranquilidad. Es posible afirmar que no existe ninguna persona que no atraviese al menos una vez en su vida el desasosiego, así como la sensación de angustia, impaciencia, zozobra, temor difuso.

Y ese desasosiego que se traduce en un estado de nerviosismo y de intranquilidad se refleja en cada uno de nosotros de manera diferente. A unos se les pone un nudo en el estómago y les impide comer, otros, al revés, durante esta época han asaltado las neveras y a otros no les permite un sueño reparador, tranquilo, prolongado y sin sobresaltos. Es mi caso.

Es casi imprescindible desconectar de lo que nos agobia, con otras actividades o en otro lugar, hacer cosas distintas, lo que se suele decir cambiar de aires. Quizá nos ayude a ver las cosas de otra manera, tan serenas como esta hermosa flor de mi foto. Como dice el poeta portugués: ¡Sosiégate, sin embargo, corazón! ¡Duerme!

Besos.