EN CALESA

Un coche de caballos, lento, hacia el horizonte;
landó viejo y violeta, de caballos canela,
y en él, mi niñez triste, mirando las acacias
y los escaparates de antiguas primaveras.

Brisa en sus ventanillas y entierros bajo lluvia;
en mis manos de niño, alguna vez, las riendas,
dando a las frentes toscas de los pobres caballos
las nociones, difíciles, de derecha a izquierda.

¡Oh coche de caballos de mis primeros años!
cuando aún no conocía ni el mar ni la belleza,
que cruzas mi nostalgia, trotando eternamente
con un olor de parque dormido entre las ruedas.

(A. de Foxá)

Este nostálgico poema nos hace viajar a tiempos pasados cuando la gente se movía en carruajes de este tipo. Ahora es bien distinto, se utilizan sobre todo desde un punto de vista turístico para dar paseos por las ciudades con encanto. Concretamente en Sevilla es habitual verlos sorteando la circulación con coches, buses, motos, bicis y patinetes lo que no deja de ser de lo más curioso. Lo más hermoso es verlos avanzar por las avenidas del parque de María Luisa, donde solo se escucha el clap clap de los cascos de los caballos. Y no digamos ya por el Real de la Feria, con las señoras vestidas de flamencas, aunque en este caso el precio se dispara. Hay que aclarar que a los carruajes de caballos en Sevilla también se les denomina calesas,  puede haber algunas diferencias entre ambos tipos de medio de transporte pero en la práctica es similar, el paseo en calesa se realiza en el mismo carruaje y el recorrido es el mismo.

En la foto se observa una calesa o coche de caballos que se dirige al Parque. Un capricho para quienes gusten de este momento mágico. Esperemos que la famosa ley de bienestar animal no se cargue esta tradición ya que los caballos, obviamente, no están sindicados.

Besos.