GRANDES IDEALES

Con quince años decidí irme a Estados Unidos solo.Agradezco a mis padres por haberme apoyado con una elección de tanta envergadura, pero también por haberme permitido trabajar para pagarme los estudios, ya que al principio les costó mucho entender la importancia que esto tenía para mí. Yo deseaba ser autónomo, valerme por mi propio pie, tener independencia económica y no vivir a costa de su apoyo. No porque no los respetara, sino justo por lo contrario. Y dado que mi principal responsabilidad eran los estudios, tenía que conseguir un empleo que, sin ninguna cualificación especial, me reportase los mayores beneficios con el menor tiempo.

Ese empleo era el de repartidor de pizzas. El salario equivalía al mínimo establecido por la ley, pero las propinas podían incluso triplicar esa cantidad por hora. El trabajo fue odioso, pero mi capacidad de resistencia era grande. El placer de ser autónomo no tenía precio. Me valía por mi propio pie, y verme conseguirlo superaba cualquier deseo de abandono. La dureza del trabajo la podía soportar. Ser humillado, no. Tenía tres jefes. Uno de ellos, realmente tirano. Para mi desgracia, la mayoría de mis turnos coincidían con los de él. Cuando te ridiculicen, te insulten, te humillen, te rompan el alma y te traten con un gramo menos de la dignidad que te mereces... no te están echando tierra, sino semillas. Estudia el doble, trabaja el doble, fórmate el doble, arriésgate el doble, no para eliminar el pasado que detestas, sino para luchar por el futuro que amas.

(Anxo Pérez)

Esta clarísimo que en la vida nadie regala nada. Que lo que llegamos a conseguir, mucho o poco, es el resultado del esfuerzo, del estudio, del trabajo, todo aderezado con una cierta suerte y sobre todo apoyado en una gran confianza en sí mismo. El caso que nos presenta Pérez es una buena prueba de ello. Hay que tener ideales en el día a día y planes a medio o corto plazo. Toda una lección de resistencia la que leemos. Y ese deseo de ser autónomo  a pesar de los reveses y del hecho de sentirse infravalorado. Las humillaciones que sintió fueron como semillas que ayudatron a su crecimiento y todo un estímulo para conseguir el futuro soñado.

La verdad es que hay que estar hecho de una pasta especial porque todos no somos capaces de esto pero si se consigue, la satifacción es doble. Está muy bien eso de tener ideales. Cada vida ha de tener sus espacios huecos que el ideal ha de rellenar y los ideales son la única forma de saber que estamos vivos. Pero lo de la limusina ya es otro cantar. Siempre se puede alquilar para un capricho. Ya se sabe eso de que hay gente pa tó.

Besos.