HACIA UNA NUEVA CENSURA

La polémica en torno al racismo de una de las películas capitales del séptimo arte es recurrente. Hoy ha resurgido cuando se ha conocido que la retiran del catálogo  por «perpetuar estereotipos raciales». Y hace tres años ya estuvo en el foco cuando un cine de Memphis la quitó de su programación anual porque las reseñas en internet habían hundido la reputación de la sala y obligado a sus dueños a censurarse. Y así, retrospectivamente, hasta el día de su estreno: siempre le ha acompañado una sombra acusatoria que ni la campaña publicitaria más impresionante de la época logró tapar. Pero nada ha podido con la producción de Selznick de 1939. «Lo que el viento se llevó» es para los cineastas una de las grandes películas de todos los tiempos y, además, es la película más taquillera de la historia. 

Resiste su historia, resiste el guión, resisten los decorados alejados del cartón piedra, resisten las interpretaciones de Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland... ¿Qué no resiste entonces? ¿El racismo de los protagonistas? No podría ser de otra manera: una familia «con posibles» en el Sur de EE.UU. en los albores de la Guerra de Secesión era, lo dice la historia, mayoritariamente tal y como retrata la novela de Margaret Mitchell en la que se basa el filme. Se le acusa entonces de que los esclavos sirvientes no se rebelan contra el sistema y viven «acomodados» en ese escalafón «sonriendo bajo el látigo». También de que los negros liberados son representados casi siempre como personajes negativos. Y de que glorifican los días pasados de los Confederados. Pero criticar décadas después de su estreno la idea del autor con sus personajes, con su desarrollo, o por qué les hace coger un camino y no otro, sería una censura tan absurda como vacía de contenido.

(ABC cine)

Leyendo esta noticia, al menos yo, he tenido la sensación de que vamos retrocediendo en libertades y tolerancia. Ponerse a revisar libros y películas hace tantos años que retratan una realidad tal y como era en su época me parece un auténtico disparate. Vivimos en una sociedad de "ofendiditos", de minorías, a los que todo molesta si no es exactamente coincidente con su forma de pensar. Parece ser que estamos llegando a un estado de idiotez colectiva , mezclando y aplicando ideas absurdas en un viaje al pasado imborrable para adaptarlo a nuestra forma de ver y sentir en el presente. A este paso tendrán que retirar también Ben-Hur o Gladiator, películas de indios y vaqueros y qué decir de la serie de "Harry el Sucio", nada correcto políticamente a los ojos de algunos. También he leído que quieren borrar del mapa "El señor de los anillos" porque a alguna mente preclara le parece machista y supremacista...

Un escritor conocido mío decía: "No podemos ofender a los amantes de los gatos ni de los perros, ni a los negros, ni a los árabes, ni a los chinos ni a los blancos, ni a los feministas ni a los tradicionalistas. Ni a los mormones ni a los cristianos, a los musulmanes ni a los budistas, a los abogados, a los mecánicos o a los cocineros. Hay que alcanzar el común denominador para que todo el mundo se sienta bien". Pobres los ecritores si tienen que agradar a tantas minorías a la vez..."Francamente, querida, me importa un bledo” (Rhett Butler).

Besos.