INTERCAMBIO DE PAPELES

Aquel payaso de circo se preparaba para su actuación. Encendió las luces de su camerino, se quitó la peluca naranja de rizos, se lavó la cara de maquillaje blanco, se quitó la pelota roja que tenía por nariz, el resto de su disfraz de payaso y salió al escenario. La gente le aplaudía y se reía a gusto al verlo así, de paisano, tan natural, tan él mismo. Objetivo cumplido. Cuando acabó su show, volvió a calzarse los zapatones del número 65, se vistió los pantalones de cuadros rojos, se colocó la peluca, el maquillaje y la nariz colorada, y así, como cada día, esperó todo serio en su carromato hasta la actuación del día siguiente.

(Victor Kardec

Había leído hace unos días esta historieta y la tenía guardada para compartirla con vosotros porque a pesar de lo breve que es tiene mucho mensaje implícto. Se suele utilizar el término payaso como peyorativo, como alguien que se disfraza y que de manera grotesca se dedica a hacer reir o a ridiculizar a su entorno y a él mismo. Y en este relato se intercambian los papeles. La gente se ríe de él cuando va vestido de calle y hace de payaso. Como mucha gente que lo es, en el mal sentido, y no se nota en apariencia. No hay más que ver cómo actúan, cómo fingen, cómo impostan, cómo mienten con todo descaro y no solo en la calle. Están en las instituciones, en la tele, en la política, en la empresa, en las finanzas.

Esa nariz roja que caracteriza al payaso posee una gran fuerza y en el fondo hace ser más auténtico: Los payasos y los clowns realizan un delicioso ejercicio de autenticidad, de eso se trata, de ser auténtico y ser auténtico significa ser honesto, honesta. La única herramienta que se necesita es la nariz roja; con ella puesta te delatarás a ti mismo, a ti misma. Aun siendo la máscara más pequeña que existe, es la que más revela.

No son narices rojas de payaso pero destacan en su entorno y son bien auténticas estas amapolas.

Besos.