Al viajero le gusta pasear sin rumbo fijo y registrar los distintos olores que desprenden los jardines, las tiendas, los restaurantes de cada nueva ciudad que visita. A la hora acostumbrada degusta algún guiso popular; más tarde, se interesa por su arte, sus tradiciones y costumbres. Observador nato, el viajero rastrea aquellos tesoros que suelen pasar desapercibidos a los habitantes del lugar, pero que se muestran con apasionada novedad a la mirada escrutadora del recién llegado. A pesar de todo, nunca consigue adaptarse a esas ciudades que, al cabo, considera extrañas; y lo bueno que encuentra en ellas lo juzga una leve sombra, una mala copia de su ciudad natal, cuya sola reminiscencia le hace sentir una profunda nostalgia.
Hoy, muchos años después de salir de ella, el viajero ha regresado a esa ciudad ideal que él juzga la única verdadera; y, aunque nada puede ver con los ojos ni tocar con las manos, siente que todo permanece puro y perfecto, pues cuanto allí existe es incorruptible esencia que solo el pensamiento sabe captar. Entonces, una indecible alegría desborda su alma: allí no hay lugar para los prejuicios ni para la opinión, allí todo está bien; y el viajero comprende que por fin podrá comenzar a vivir según su anhelo ¡Vivir! Y, sin embargo, sus familiares y amigos –habitantes de una ciudad imperfecta– lloran desconsolados mientras dan el último adiós a su cadáver.
(Miguel Bravo)
No hay nada como viajar, conocer distintas ciudades, visitar países más o menos lejanos, para aprender lo que pasa en otros lugares, cómo vive la gente, qué acostumbran hacer, cómo se divierten y cómo organizan su entorno. Y una vez que se ha pasado el momento del descubrimiento, de manera más o menos inconsciente, se tiende a comparar esa localidad con nuestro terruño que, en general, sale ganando.
Es lo que le ocurrió al protagonista de esta microhistoria que va a volver a su ciudad ideal, que es la suya propia y donde estima que va a ser mucho más feliz y vivir su vida plenamente... pero hay un inconveniente. Se trata de su último viaje y allí acabará el camino de su vida. Reconozco que el final es impactante por lo inesperado.
Que no nos pase a nosotros, que sepamos admirar y apreciar el lugar donde hemos nacido, donde vivimos y donde aún seremos felices. Como pasear una mañana muy fría pero soleada por la Plaza Mayor de Salamanca, levantar la vista y contemplar esto...
Besos.
Pero no siempre ese paraíso perdido al que se anhela volver es la ciudad natal, porque los afectos pueden enraizar en sitios muy lejanos, pero con algún atractivo especial. También es cierto que cada lugar tiene su esencia, y si uno consigue conectar con ella acabará convirtiéndose en algo muy especial.
Buenas noches .
Yo creo que siempre al final , cuando estamos fuera de nuestra tierra, deseamos volver pues al pasar los dia fuera de nuestro entorno , todo lo notanos diferente .y es que como en casa , nada .En todos los sentidos.
Muy bonita la foto.Con esa fachada que si no me equivoco es del Ayuntamiento.cerca de aqui nos conocimos ¿no?
No quiero ni pensar como estareis en estos momentos, de temperatura ..frio me dá solo pensarlo.
Besos.
Para mi la ciudad ideal seria aquella en la que se viva en paz y no se discuta. Por desgracia eso solo pasa en los pueblos que están perdidos de la mano de Dios (con perdón)
Es verdad. A mí me encanta viajar y conocer otras ciudades. Pero como en casa no se está en ningún sitio, y cuando llevo varios días por ahí, estoy deseando volver.
La ciudad o pueblo en sí supongo que influye, pero sobretodo lo que creo que influye es todo lo que tienes ahí. Familia, amigos... tu entorno al fin y al cabo.
Te he dejado mensajes desde el día 19.
¡Hola!
Viajar siempre es enriquecedor. Yo ahora viajo más que antes, pero....suelo hacerlo en grupo con horarios establecidos y queda menos tiempo para perderte un poco por esos rincones que no aparecen en las guías, por los mercados de abastos, por los cementerios, por su estadio de fútbol o su plaza de toros, por las páginas de la prensa local, por su teatro....
Pero sin duda la ciudad ideal es aquella donde residimos, donde nos encontramos por la calle con los amigos, donde en el bar nos sirven sin aún haber pedido, donde podemos orientar a un visitante, donde nos lamentamos por el cierre de una librería o despotricamos contra el ayuntamiento por una obra mal hecha.
Que tengas un buen domingo. Saludos.
mandarina1981Hace 24 minutos
Joaki-007Hoy a las 06:31
astur_82Hoy a las 00:05
eliocroca2Ayer a las 22:12
larocukyAyer a las 17:49
