LA MIRADA DEL NAZARENO

Hoy sale a la calle el Nazareno, porque hoy es Viernes Santo, el día en que asesinaron a Jesús de Nazaret por peligroso, por blasfemo, porque iba por derecho en la vida y eso no lo soporta nadie, entonces y ahora, de ahí que si volviera, como imagina Dostoievsky en su relato del Gran Inquisidor, volverían a matarlo, sin duda. ¿O qué nos creemos, que la Pasión del Nazareno fue una broma, o algo tan lejano que podemos espiritualizarlo sin consecuencias en nuestra vida social o política? No, lo de Jesús fue muy en serio, tanto que aún sigue provocando regueros de tinta con toda clase de interpretaciones. Jesús nos sigue interpelando, sin cesar.

 Tantas veces lo he visto de cerca y pronto me di cuenta de que el genial escultor que creó su imagen, lo hizo  para que nos mirara a cada uno de nosotros. Si estuviéramos en medio de la procesión, en el paso mira a la Virgen, a María, con la que se encuentra cuando lo van a escarnecer ejecutándolo, el paso en ese sentido te despista. Pero en realidad no es así: la imagen nos mira a cada uno de nosotros que la observamos.

¿Y cómo lo hace? No es una imagen dramática, yo diría que es una imagen que transmite serenidad, confianza, amor  a cambio de nada, para ayudarnos a vivir, porque vivir no es tarea fácil sino todo lo contrario, pues ahí está él, con una oferta de sentido. El Nazareno de San Julián nos traspasa con su mirada, sus ojos nos escrutan, pero no acusadoramente, inquisitivamente, sino dulcemente, sosegadamente, con afecto y pleno desprendimiento. El Nazareno no aparta nunca su mirada, aunque nosotros le volvamos la espalda, es más, entonces, aunque no lo sepamos, es cuando con mayor intensidad nos mira.

(Marta Ferreira)

Hoy me váis a permitir que comparta estas líneas tan sentidas acerca del Nazareno de San Julián que ayer, como todos los Viernes Santos, sale a procesionar por las calles de Salamanca. En mi caso, como en el de quien escribe estas líneas, es algo muy ligado a mi familia, ser hermano de Jesuís Nazareno se remonta a la época de mi bisabuelo, lo fue mi abelo y lo fue mi padre. En cuanto tuve ocasión y se abrió a las mujeres quise seguir la tradición.

Comparto absolutamente lo que se afirma de la mirada de esta imagen, algo que impresiona, que transmite serenidad y confianza, porque nos mira a todos nosotros aunque a veces estemos distraidos por cosas más mundanas y no nos percatemos de ello. En la segunda foto os enseño la delantera del paso con las cruces de plata que representan a los hermanos fallecidos y que acompañan al paso por toda la ciudad. ESpero que os guste aunque la foto quede en tamaño enorme.

Besos.