LA VIRGEN NEGRA

El monasterio de Guadalupe o es un monasterio cualquiera: fue el más fastuoso de España durante la baja edad media y el Renacimiento. Sus riquezas fueron ingentes, tanto en tierras como en inmuebles. Alli vivieron 150 monjes jerónimos que formaron la comunidad monástica en la segunda mitad del siglo XV, y los más de 600 trabajadores estables a su servicio, la mayoría ocupados en labores de albañilería. Ellos construyeron el formidable complejo religioso. Por aquí ha pasado gente muy importante: los Reyes Católicos, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Félix Lope de Vega, santa Teresa de Jesús... Los alentó la devoción que inspiraba una pequeña talla, hecha en madera de cedro policromada. Una virgen, curiosamente, negra.

El culto a vírgenes negras fue común en la Europa medieval. Su razón de ser aún genera controversia, hay explicaciones dispares. La más ortodoxa y racional aduce que muchas imágenes de la época se tallaban en madera, una materia prima vulnerable a la humedad, los hongos, la carcoma o las termitas. Para proteger su obra, los escultores recubrían la madera con betún u otras sustancias de color oscuro. Sobre esa capa aislante se policromaba, aportándole el colorido deseado a la piel y a los ropajes de la imagen. Con el tiempo, la policromía se deslavaza y desaparece, y entonces el barniz oscuro aflora de nuevo. Ha habido casos de vírgenes ‘negras’ que, cuando las han restaurado, se han desvelado ‘blancas’.

(Pepe Verdú)

Efectivamnete, la Virgen de Guadalupe forma parte de esas Vírgenes Negras  que se conservan en muchos sitios de la cristiandad, entre ellas la Virgen de Montserrat, la Moreneta. La explicación de Verdú es la más obvia y en el caso de la de Montserrat se descubrió que en el fondo era blanca, pero hay otras más espirituales y con más significado ancestral. Hay  quienes vinculan la negrura de las tallas a antiguas diosas de la tierra o de la fertilidad en cultos precristianos.

Muchos relatos de distintas sociedades hacen hincapié en el encuentro entre un principio masculino y otro femenino, y en su síntesis. La Tierra carece de luz propia, es un ‘cuerpo negro’ en el espacio, en contraste con el Sol. Estéril en su origen, ‘virgen’, la Tierra es germinada por los rayos del Sol, y de ese encuentro surge todo lo que existe, la naturaleza y la humanidad. Ese mito de fecundidad justifica que, históricamente, se haya atribuido a las vírgenes negras influencia en la concepción de hijos, y que se haya acudido a ellas para implorarle.

Sea por un motivo o por otro, la Virgen de Guadalupe arrastra una enorme devoción, que va hasta más allá del océano, llevada por los conquistadores casi en su totalidad extreñmeños. La foto principal es mía, de la fachada pero la de la Virgen no, me quedó de muy lejos así que me he servido de internet.

Besos.