LAS HOJAS NO CAEN

Las hojas no caen,
se desprenden en un gesto supremo de generosidad
y profundo de sabiduría:
la hoja que no se aferra a la rama
y se lanza al vacío del aire
sabe del latido profundo de una vida
que está siempre en movimiento
y en actitud de renovación.

La hoja que se suelta comprende y acepta
que el espacio vacío dejado por ella
es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.

(…) Cada hoja al aire
me está susurrando al oído del alma
¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía!.

( M. C.)

Ya en pleno otoño con la imagen de las hojas secas caídas que también son bellas, mostrándose  como úlimo tributo a lo que fueron en primavera, verdes, victoriosas, desafiantes. Pero como dice este poema que no conocía y que he encontrado por casualidad, en realidad no se caen, se desprenden de manera generosa para que el ciclo de la vida pueda continuar y dejar paso a las próximas que ocupen su lugar.  Es una clara metáfora de lo que es la vida, que nos enseña a aceptar el presente y a dejar que otros ocupen nuestro lugar. y dejar ir lo que ya no nos pertenece.

Así es la vida. Sé como un árbol y deja caer las hojas muertas, ya se encargarán ellas solitas de volver a salir en el próximo año.

Besos.