LOS BANCOS PÚBLICOS

Hay quienes piensan que para sentarse en la ciudad no es necesario disponer de un mobiliario que resulta caro, de costoso mantenimiento, difícil limpieza, y, además, es susceptible de actos vandálicos o usos inadecuados. Hay quienes creen que siempre se puede encontrar una alternativa, que siempre hay un cambio de nivel, un escalón capaz de servir de asiento (por no hablar de las escaleras, que incluso pueden transformarse en un graderío). Que siempre se puede disponer del borde de una fuente, del resalto de una acera, del antepecho de un macetero o del pretil de una valla.

Hay quienes piensan que todas las actividades que se suscitan alrededor de un banco están vinculadas al ocio o a una filosofía vital pausada y, por eso, este mobiliario resulta indispensable en los parques o en las plazas, en aquellos lugares de estancia que animan a disfrutar de una vida más calmada. 

Hay quienes piensan que los bancos públicos dispuestos en nuestras calles son un lujo porque están destinados solamente a suplir necesidades de grupos muy concretos. Así, quedarían reservados para ancianos aburridos que los utilizan como una prolongación del salón de su casa, o para padres y madres que los aprovechan como observatorio de vigilancia de sus niños pequeños, que juegan en el entorno. O para adolescentes que los usan como lugar de cita y encuentro. O para turistas que buscan desesperadamente un lugar donde descansar sus maltrechos y saturados cuerpos tras largas jornadas trotando por la ciudad. 

(José Antonio Blasco)

Yo me declaro firme defensora de los bancos, de los de sentarse, quiero decir. Pero también tienen sus detractores como dice el texto, porque se piensa que cualquier escalón, el borde una fuente o de un pretil pueden servir para tal efecto. A mí me gustan los bancos en todas sus variantes, de madera, de metal, simples, de diseño, imitando butacas o los más sencillos de todos, de piedra como el de la foto que permite contemplar desde lo alto el paisaje de una ciudad, como un observatorio privilegiado. También, pueden ser ocupados por parejas de enamorados que comparten allí su ternura, aunque quizá estos esté un tanto pasado de moda.

Para ilustrar esto último nadie mejor de Brassens el cantante francés que tiene un tema que se titula asi: "Los enamorados de los Bancos públicos", donde hacen planes de su futura vida en común.

https://www.youtube.com/watch?v=Vi0cPviB-10

Besos.