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Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente
amigo, ¿qué es esto?».
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos».
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo».
«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso».
«Son galgos, te digo».
«Digo que podencos».
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.
(Tomás de Iriarte)
De todos es sabido que el mundo de las fábulas es fascinante porque normalmente se utilizan animales para volcar en ellos vicios y virtudes de los humanos, terminando siempre con una moraleja a modo de advertencia. Eso es lo que pasa en esta tan conocida de Iriarte, Los dos conejos, que sirve de consejo a quienes por cuestiones de poca monta se enzarzan en discusiones peregrinas que no llevan a ninguna parte y así pierden un tiempo precioso. Los perros, galgos o podencos, qué más da, se aprovecharon de la diatriba y los atraparon. En la vida debemos aprender a distinguir las cosas que son realmente importantes de las que no lo son. Esto nos resultará muy útil para no perder el tiempo en cosas que no merecen la pena.
Cuando los humanos nos obcecamos en una idea y no salimos de ella … terminamos discutiendo por tonterías, ‘bajamos la guardia’ porque estamos muy entretenidos enzarzados en una discusión. Nuestra terquedad tendrá fatales consecuencias. Que se lo pregunten a los políticos en campaña electoral que se quedan en minucias y no en lo que realmente nos interesa.
Este conejito no discutía con nadie, estaba solo, a lo suyo, comiendo la hierba del cesped de este jardín a las afueras. Mirad qué mono y no se asustaba de mi presencia.
Besos.
No sé si mandarle un par de galgos, sólo por incordiar un poco.
Bona nit .
La famosa fábula de los los Galgos y los Podencos .
Muchas veces queriendo atender a algo superficial , nos perdemos algo importante .
Perdemos tiempo y al final ,podemos perder algo importante .
Me gustan mucho las fábulas pues siempre nos enseñan algo .
Cuanto odio las discusiones y los malos entendidos que llevan a esas discusiones inutiles y peligrosas muchas veces .
Y ese conejito es una monada y lo bueno que cuentas que no se asustó...
Seguimos con calor por aqui .
Un beso
Buenas noches .
Se me dio por mirar ayer lo de eurojunior que sino no me entero xD
Bonita fabula y bonitos conejos
saludos
Esa fábula de Tomás de Iriarte, era uno de aquellos cuentos que los niños de mi época escuchábamos repetidamente por la radio. Siempre con su moraleja.
Ahora somos muy dados a discusiones inútiles. La misma radio ya no emite cuentos y monta unas tertulias con unos señores que parecen ser maestros de todo y doctores de nada, que pontifican sobre lo humano y lo divino.
Besos.
Buenas tardes mi querida amiga, preciosa fábula la que hoy nos dejas, un abrazo.
Joaki-007Hoy a las 06:22
AMeigaAyer a las 12:59
angela.6925/03/2024
eliocroca222/03/2024
corremundos22/03/2024