Qué bien le sale el caldo, qué caldo más bueno hace. Y la tortilla y las croquetas y las albóndigas y el calamar relleno. Aunque ella dice que no le gusta cocinar, que antes tampoco le gustaba, pero eso sí, que antes le salía mejor. Ha cocinado y ha limpiado cada día de su vida. Y ha cosido y ha zurcido y ha ido a la compra y nunca la he oído quejarse, nunca. No puede estarse quieta.
Las rodillas y un pie a veces le dan mucha guerra. Se apaña con bolsas de hielo, pocos calmantes, nunca le ha gustado tomar pastillas, a los médicos hay que hacerles un caso relativo, casi nunca ha estado enferma. La casa está llena de fotos que la muestran serena, sonriendo casi imperceptiblemente, con la clase de sonrisa misteriosa que enamoró a mi padre. Cuando mira atrás, es capaz de recordar sólo las cosas buenas; cuando le preguntas por las malas, pone cara de no saber de lo que le hablas. Las únicas cosas malas fueron las dolencias de mi padre, su sufrimiento tantos años; eso es lo único malo que recuerda. Pero pronto eso queda borrado por la fuerza inagotable del amor que se profesaban. «Tu padre siempre supo quererme y me quiso mucho y yo sabía que me quería».
(Isabel Coixet)
He leído este artículo que hoy publica en el XLsemanal, Isabel Coixet, haciendo un homenaje a su madre, de nombre Victoria, una señora como las de su generación, trabajadora, inquieta y como se decía antes, desdolida. Que lleva sus dolencias y achaques de la edad como puede y vive con el recuerdo del marido que se fue antes que ella y que tanto se quisieron. Al final de los años, supongo que si se tienen la cabeza bien, se hará una especie de balance de la vida, de lo bueno y de lo malo y el secreto está en quedarse solo con lo bueno y "olvidar" los malos momentos que inevitablemente se han tenido. La vida no siempre es un eterno camino de rosas como las de la foto. Un matrimonio feliz y unos hijos que la adoran. Eso es con lo que tendremos que quedarnos.
Y como dijo Rudyard Kipling, Dios no podía estar en todos lados y por tanto, hizo a las Madres.
Besos.
¡Qué hermosa frase la de Rudyard Kipling, y cuánta verdad encierra! Las madres se merecen el mayor homenaje por lo que han vivido, y también por lo que han dejado de vivir al dedicarse a otros. Pero casi nunca nos damos cuenta de ello, sólo cuando se nos van mental o físicamente; por eso cada minuto a su lado debería parecernos el mayor tesoro.
Buenas noches .
Me ha gustado mucho ese articulo de Isabel Coixet que supongo mañana lo podre leer tambien en mi XLsemanal y tambien tu comentario , todo referente a las madres .
Esas madres que siempre se han desvivido por los hijos y esos hijos que siempre la recuerdan ,sobre todo por ese cariño que tiene las madres especial y sin reservas .
y por las comidas ...siempre se ha dicho .."esas croquetas como las que hace mi madre, nada , o esa Paella o esa sopa ..."
Hoy mismo en la Tele he visto un reportage de un pueblo que para Carnavales hace las famosas "orejas" ..y me he recordado que mi madre tambien me hacia y que ricas eran...¡¡¡
Las madres ,que hariamos sin ellas, con su cariño o con el recuerdo de su cariño los que por desgracia ya no la tenemos .
Y ojala ese cariño hacia las madres jamas se pierda y lo digo pues ultimamente se leen y se ven cosas que miedo dan de hijos hacian las madres. No es nuestro caso ni mucho menos pero es terrible ..
Descansa y sobre todo , muchos animos .
Bona nit .
Un beso.
Muy bonito este articulo
saludos
Buenas tardes mi querida amiga, y feliz domingo, interesante artículo el que hoy nos dejas esas mamis que lo son todo para los hij@s, que te voy a contar..... un abrazo.
Joaki-007Hace una hora
astur_82Hoy a las 00:05
eliocroca2Ayer a las 22:09
angela.69Ayer a las 11:41
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