El miedo puede ser una expresión de la inteligencia, una forma de lucidez que nos confronta con lo que los cobardes y los inconscientes no desean ni siquiera concebir. El miedo puede ser también una forma de la duda que denota una conciencia escrupulosa, capaz de plantearse dilemas que los espíritus menos sensibles rehúsan formularse, capaz de anticipar el error que otros sólo detectan cuando ya se ha perpetrado irreparablemente
Este miedo no es propio de cobardes, sino de gentes valerosas que conocen el valor de las cosas. Pero hay otro miedo muy distinto que hace, como le decía don Quijote a Sancho, que no veamos ni oigamos a derechas, un miedo que turba los sentidos y hace que las cosas no parezcan lo que son. Este miedo es el que interesa a los cínicos y a los malvados, que propagándolo logran que sus intereses sórdidos pasen inadvertidos; y que, además, suelen aprovecharse del miedo noble arriba descrito como coartada de tales intereses, pues mientras lo agitan y azuzan evitan que la atención se desvíe hacia sus trapacerías y cambalaches.
Hay que tener el valor de tener miedo pero también el valor de no dejarnos confundir por el miedo innoble que los desaprensivos tratan de infundirnos, para su beneficio e impunidad.
(Juan Manuel de Prada)
Yo siempre he estado de acuerdo con eso que dicen de que el más valiente no es el que no tiene miedo sino el que, teniéndolo, sabe superarlo. El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son. Es bueno tener miedo en el sentido de estar atentos, pendientes de lo que pasa porque nos mantiene alertas y preparados para lo que venga y sobre todo dispuestos a reaccionar.
Y es que el miedo no sólo puede venir del terror a una enfermedad, a un susto o cosas así. El miedo es algo más sutil que se instala en la desconfianza, en la incertidumbre, y nos hace caer en la trampa de quienes se pueden aprovechar de ello. Hay gente estupenda entre nosotros, pero, ojo ante los que no lo son.
Ya lo dijo Shakespeare, de lo que tengo miedo es de tu miedo. Cada mañana sale el sol.
Besos.
Siempre me ha parecido que eso que, en general, llamamos "miedo" se podría desdoblar en tres variedades: la primera sería el temor o la aprensión, que coincide más o menos con ese "miedo noble" de que habla Juan Manuel de Prada, es decir la inseguridad ante los posibles problemas que puedan ocurrir; la segunda sería el auténtico miedo, que bloquea el ánimo e impide tomar decisiones adecuadas (el miedo alienante del que otros se aprovechan); finalmente, el pánico, que convierte a quien tiene la desgracia de sentirlo en una marioneta movida por las circunstancias, sin ninguna voluntad propia. Claro que, frente a todo ello, el ser humano tiene la mente y el corazón, que pueden aportarle un equilibrio capaz de mantener la serenidad, el timón de su nave firmemente asido, en medio de vientos y tempestades.
Yo te respondo hoy a mi manera
miedo, tengo miedo, miedo de quererte,
miedo, tengo miedo, miedo de perderte,
sueño noche y día, que sin tí me quedo
hoy tengo, vida mía, miedo, mucho miedo.
Espero estés bien!! Pasa buen día!!! Besos y abrazoss!!!
Hola, Mariví, ¿qué tal ha amanecido hoy el día por Salamanca?
Pues sí, empezando por tu reflexión, estoy completamente de acuerdo con eso de que no es más valiente quien no siente miedo sino quien se enfrenta al mismo. Porque, obviamente, miedos sentimos todos. Y de todas las clases en mayor o menor medida, dependiendo del momento y las circunstancias que rodean a cada cual.
Por otro lado, no cabe duda de que, efectivamente, hay quien se aprovecha de ellos, por muy "nobles" que sean... Pero tampoco de que existe, a Dios gracias, esa clase de miedo del que nos habla Juan Manuel de Prada, ese que es propio de los espíritus más sensibles y que hace de los hombres seres más inteligentes, integros y menos manipulables; un miedo que contribuiría de algún modo al progreso de la Humanidad.
Por cierto, hablando de progreso, ¿te has dado cuenta de que, aquí y ahora, sí podemos escribir el apellido del autor del texto sin valernos de triquiñuelas? ;P
Feliz finde. Abrígate. Un beso
Ah, se me pasaba, el paseo de la foto, efectivamente, está en Sevilla, al norte de la ciudad, entre los antiguos talleres-depósito de RENFE, cuyas viejas naves aún se mantienen en pie (a la izquierda de la foto) y los Jardines de San Jerónimo, que lo abren al río (a la derecha). Al fondo queda la Glorieta Olímpica, que está a los pies del Puente del Alamillo y a la espalda el, en otro tiempo celebérrimo, Monasterio de San Jerónimo, que presta su nombre, como no podía ser de otro modo, a todo lo que le rodea: al popular barrio que se alza a su lado, al meandro, los jardines...
En fin, lo dicho, feliz, fin de semana, Mariví. Otro beso.
Buenas noches-Bona nit .
Hoy cansado ...y con miedo a quedarme dormido de un momento a otro... jajaja, vés, lo que tu dices , el miedo no solo es "el miedo" propiamente dicho a la enfermedad , al susto a un atentado... , miedos por otra parte muy lógicos que muchas veces los suframos .
Creo que hay muchas clases de miedos y que , incluso es bueno tener esos miedos para saber enfrentarnos a ellos y muchas veces poder evitar cosas desagradables ...
Esa foto desde luego no dá nada de miedo , muy al contrario...
Mil besos.
(Increible lo de Jero...)
astur_82Hace una hora
eliocroca2Ayer a las 22:09
Joaki-007Ayer a las 19:30
angela.69Ayer a las 11:41
violemiviAyer a las 10:51
