MÚSICA QUE AYUDA

«Con clásica, con lo último de Rosalía o en clave chill out, pero se me queda mejor todo». Podemos coincidir con esta afirmación o, por el contrario, pertenecer al grupo de los que necesitan silencio absoluto durante la lectura y el estudio. Quizá la ciencia tenga algo que decir: ¿mejora nuestras capacidades cognitivas la música?

Si la evidencia científica diera una respuesta afirmativa a esta pregunta muchos padres saldrían derrotados de la batalla diaria con sus hijos adolescentes. La escena se repite cada tarde en miles de hogares: el hijo hace las tareas de clase con la música a todo volumen. El motivo del enfado, además de las molestias ajenas y propias, es el firme convencimiento de que en esas condiciones acústicas es imposible que se entere de lo que lee. Bien, pues parece que la ciencia no confirma los prejuicios de los padres.

La música tiene otra ventaja. En el momento en el que nos ponemos los auriculares, nos protegemos del resto de distracciones. El mecanismo es sencillo: nuestro cerebro tiene dos sistemas de atención: uno consciente, que nosotros controlamos, y uno inconsciente, llamado red neuronal por defecto, que actúa por su cuenta. Este sistema inconsciente no se cierra mientras llevamos a cabo una tarea, así que hasta el ruido más ligero puede acabar con nuestra concentración: del tic-tac de un reloj al zumbido de la nevera. La música calma la actividad de esta red por defecto y minimiza la actividad entre áreas del cerebro responsables de un estado de alerta permanente que nos ha ayudado a sobrevivir como especie.

(Jose Ramón Alonso)

Está claro que cada persona se concentra de una manera, unos en el más absoluto de los silencios y otros con todo tipo de música, ya sea suave, clásica o incluso con el más agresivo heavy metal. La ventaja es que ahora con los auricularses se ahorra uno molestar al personal y es verdad lo que dice el texto, que de ese modo se anulan todos los demás ruidos exteriores y todo se focaliza en uno.

Para otros, como ya he dicho, la mejor compañía para concentrarse es el rotundo silencio, pero encontrarlo en su totaliddad es tarea más que difícil, siempre hay algo de fondo que puede distraer. Como se suele decir, hasta el vuelo de una mosca puede cortar la atención exclusiva en lo que se está haciendo.

Pues que cada cual se las apañe como pueda a la hora de aislarse, en silencio o a todo trapo, procurando no distraerse ni con la contemplación de esta hermosa flor de ibisco, con un color precioso y simulando  una trompeta pero silenciosa.

Besos.