NECROTURISMO

El Consejo de Europa ha reconocido recientemente la Ruta Europea de Cementerios con la mención de Itinerario Cultural. La iniciativa pretende fomentar el necroturismo o turismo de cementerios. El necroturismo ha despertado opiniones para todos los gustos. Sus  defensores alegan que se trata de un nuevo concepto turístico totalmente gratuito, consideran, además, que es una buena manera de fomentar la preservación y el cuidado de los cementerios, concebidos como espacios que guardan un importante patrimonio histórico, artístico y social. 

Los detractores, por su parte, no parecen contentarse demasiado con esta nueva modalidad turística, ya que la llegada de visitantes podría poner en peligro la conservación de los recintos funerarios, así como la tranquilidad que, según ellos, deben tener estos lugares.

Aunque el necroturismo pueda parecernos algo totalmente innovador, lo cierto es que ciudades europeas como París o Viena llevan tiempo fomentando la riqueza de sus cementerios. La ruta recorre casi 50 ciudades de toda Europa, entre las que destacan Oporto, Florencia, Estocolmo, París, Londres, Cracovia o Atenas.

(José G. Antunes)

Ayer, nuestro amigo Corremundos trataba también la visita cultural y turística de los cementerios que albergan obras de arte que atraen a los visitantes que desean visitar las tumbas de personajes ilustres.

De los que conozco me han impresionado además del Père-Lachaise en París, y el de Higthgate de Londres, el cementerio judío de Praga, aunque en ese último caso te albergue un gran desasosiego. Si lo habéis visitado seguro que me dais la razón.

Pero no hay que irse tan lejos, el cementario de San Fernando en Sevilla, tiene lugares impresionantes y de un valor artístico innegable, pero hay otros que además tienen su leyenda. En la foto teneis al Cristo de las Mieles, uno de los tesoros de este camposanto, bajo el cual está enterrado su autor, Susillo, que se suicidó de un disparo en la cabeza en las vías del tren. Cuenta la leyenda que, el escultor, al realizar esta talla, hizo las piernas al revés y que al contemplar su obra se percató del fallo. La angustia se apoderó de él y se quitó la vida. La misma fábula dicta que, a modo de homenaje, los sevillanos lo enterraron  bajo la imagen del Cristo. El guarda una vez se percató de que el Cristo lloraba miel.  Aunque en realidad, esas lágrimas tenían una explicación menos mística.

En los ojos, el escultor dejó unas pequeñas grietas. Unas abejas hicieron el resto, construyendo un panal en el interior de la imagen de la que brotaba la miel. 

Besos.