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Mi hija, de pequeña, todas las veces que íbamos a un restaurante empezaba a desplegar sobre la mesa un arsenal de cuadernos, pegatinas, rotuladores, reglas, lápices de colores, gafas de juguete, muñecos de peluche. A mí me ponía nerviosa lo que hacía; sufría cuando los camareros protestaban porque no había espacio para los platos en la mesa. Ahora, cuando lo recuerdo, la entiendo. Entiendo su afán de recrear un ambiente conocido dentro de un ambiente hostil. Su manera de decir: esta soy yo y este es mi espacio, aquí y en todas partes. Su manera de reclamar un terreno que a su madre le costó Dios y ayuda reclamar y aún le cuesta.
Todos los espacios que no he ocupado por vergüenza, miedo, delicadeza, qué sé yo, tienen un lugar privilegiado en mi abultada carga mental. Igual tendré que esperar a que me muerda un lobo para reconquistarlos. O a volver a tener seis años.
(Isabel Coixet)
Cuando se comparte espacio común, un banco, el reposabrazos de una butaca de cine o de bus, la sala de espera de una consulta o una mesa en un tren siempre hay alguien que se extiende más que el otro, que instala sus cosdas, el brazo, o las cositas que la hija de Coixet desplegaba en la mesa donde iban a comer. Aunque a ella le daba cierto apuro ahora comprende el porqué lo hacía una niña de seis años, intentando marcar un terreno en un ambiente que no era el suyo y que sus pertenencias lo hacían en cierto modo propio. Ahora que las distancias de separación han venido a nuestras vidas para quedarse en ellas, esto puede darse menos. Pero lo que se cuenta aquí es como una metáfora de los que llevan la iniciativa y los que se conforman con lo que les dejan los demás.
Es innegable que el espacio que nos rodea tiene una gran influencia para nosotros, para nuestros pensamientos y personalidad y que nos lo invadan no es nada agradable. Como dijo Robert Sommer, "El espacio personal se refiere a un área con límites invisibles que rodean el cuerpo de una persona a la que no pueden entrar intrusos”. Y yo añado que el espacio que dejas siempre será ocupado por otro y antes de lo que creas. Éste de momento está libre, pero tras la foto dejó de estarlo.
Besos.
Hola!!
Ante todo felicitarte el 2022! No recuerdo si ayer pasé a desearte un buen inicio de año. Chica,tengo la cabeza que se me va muchas veces....lo siento!
Espero que hayais tenido una buena entrada de año.
Muchos besos
Es que las relaciones humanas siempre han sido complejas, y de la misma manera que suele haber poca tolerancia con las opiniones ajenas, ocurre con el espacio compartido. Algo así como "el que llega primero coge la mejor (o mayor) parte".
Buenas noches .
Otra preciosa foto.
Pues el espacio personal de uno es muy importante y no solo en en casa que mas o menos todos lo tenemos .
Creo que es muy importante ,por ejemplo en un trabajo , tener un espacio de uno , su personalidda reflejada en algo que a esa persona le gusta .
Por eso en los despachos de los ejecutivs o no ejecutivos ( cuando habia despachos claro) , habia cuadros u objetos personales del gusto de quien presidia dicho despacho.Siempre sin abusar claro...
El espacio que uno ocupa en el trabajo diario ,es bueno que esté rodeado de cosas personales , tambien es cierto que no todos los trabajos lo admiten claro..
Procuremos descansar pues tanta angustia con los virus y las bacterias uno ya no sabe dando esta ni lo que hace ...
Bona nit .
Un beso.
Buenas tardes mi querida amiga y feliz inicio de semana, un abrazo.
Reclamar un espacio propio es algo que va en el instinto de individuos de casi todas las especies. Los humanos personalizamos ese espacio con aquellos objetos con los que nos identificamos como es el caso de la hija de Isabel Coixet. Al final, como señala Joaquín, nuestro espacio propio más común es nuestra propia casa (Home sweet home), donde podemos conseguir ese relax que no aportan los espacios comunes.
Besos
Lo de que el espacio que dejas al momento lo está ocupando otro me suena sobretodo a los aparcamientos. Tú sacas tu coche, y al momento llega otro y pone el suyo. No duran mucho libres xD
Desde luego que el espacio vital es vital, nunca mejor dicho. Y que te lo invadan no gusta nada.
Hablando de despachos, yo no he tenido nunca. Cuando trabajaba de administrativo, sí que tenían despacho los jefes de departamento, pero los administrativos rasos teníamos un espacio común con varias mesas, y cada uno tenía la suya asignada. Que durante un tiempo podía ser una pero al cabo de los meses podía ser otra. Yo estuve en tres distintas durante los 3 años y medio que estuve allí. Pero vaya, que poner cosas personales por allí, para mí... imposible. Ya no porque no dejaran o dejaran.. si no porque con el papeleo y demás, poco espacio me quedaba a mí.
Los papeles (facturas, etc.) también se turnan en el espacio. Uno salía, pero llegaba otro similar a ocupar su lugar xD
Joaki-007Hoy a las 06:14
eliocroca2Ayer a las 21:57
gkaneAyer a las 20:49
corremundosAyer a las 19:12
angela.6903/12/2024