PERDERSE EN EL HOTEL

Yo me perdí todo el tiempo que estuve en el hotel hasta que entendí que había que hacer justo lo contrario de las indicaciones porque las indicaciones sólo indicaban las habitaciones del hotel que no existían: acababan de cambiar la numeración y no se lo habían dicho a la gente de recepción, que, claro, como no lo sabía, no te lo decía. Y me vino a la cabeza el tirador de platos de nata y entendí de repente a ese hombre que tiraba una tarta de nata a la Gioconda, porque cuando en la vida te ocultan las reglas del juego y te dan unas cartas marcadas con un código indescifrable, reaccionas de la peor manera posible y atacas al cuadro más bello del mundo, aunque sólo sea para fastidiar un rato la vida de un turista de Seúl que ha estado ahorrando la mitad de su vida para ir a París y ver el Louvre, y mientras limpian de nata el cristal que cubre la Gioconda, vacían la sala y te quedas sin ver ese cuadro y sólo te dio tiempo a hacer una foto desenfocada de la nata en el cristal que cubre la obra.

A todo esto, me he vuelto a perder en el hotel, hoy han quitado todos los números de las habitaciones y los huéspedes nos cruzamos como sonámbulos por los pasillos, soñando con tirarle platos de nata a la Gioconda, al David de Miguel Ángel o al gracioso de turno que nos hace la vida un poco más absurda, un poco menos vida.

(Isabel Coixet)

Todos estamos de acuerdo en que más bien que mal algunos nos hemos perdido una vez, o en un viaje, en la carretera o una ciudad que no conocemos aunque estemos siguiendo las indicaciones de un mapa o siguiendo las instrucciones de un GPS. Y es que a veces, dichas instrucciones nos complican más la vida que antes cuando no las había y nos dejábamos llevar por la intuición, o simplemente preguntando. Ya se sabe eso de que "preguntando se va a Roma.

Lo que ya no es tan usual es perderse en un hotel, pero no es imposible. Yo , mas que perderme, a veces me despisto siguiendo las flechas que indican el camino a nuestra habitación. Y es algo de lo más molesto si vas por primera vez y encima arrastras una amleta como le pasó a Coixet. En algunos hoteles hay señales que indican por dos caminos opuestos el número de tu habitación. Me puse a indagar en un hotel que frecuentamos y era cierto porque el pasillo daba la vuelta y se podía llegar por las dos direcciones. Todo tenía un sentido. ESo sí, un camino era más corto que el otro, pero los pasillos son tan iguales... no es el caso de esta nave de la Mezquita, pero cuidado, no despistarse.

Besos.