SABER COMUNICAR

Hace poco se celebró un seminario en el que se intentaba poner de manifiesto la importancia que tiene el que los estudiantes de todas las disciplinas aprendan a hablar en público. A diferencia de lo que ocurre en otros países, y en especial en el mundo anglosajón, donde desde primaria se anima a los alumnos a discutir, exponer y defender delante de sus pares una idea, en España hablar en público es un trago, cuando no un drama. Tomemos como ejemplo la forma en la que se expresa un ciudadano español en una encuesta o entrevista callejera comparada con la de cualquier persona de otro país hispanohablante con una educación supuestamente más deficiente que la nuestra. El primero balbucea unas cuantas ideas reiterativas y a veces inconexas, mientras que los segundos tienen un vocabulario mucho más rico y saben articular un discurso coherente. ¿A qué se debe que incluso personas universitarias y cosmopolitas se expresen tan mal? La primera razón, a mi modo de ver, es que los españoles tienen horror a la pedantería. Hasta tal punto que se prefiere usar palabras ramplonas, tópicas, antes que emplear otras que se consideran más alambicadas. De ahí que si se quiere describir una puesta de sol, por ejemplo, la mayoría de las personas digan que es muy bonita, muy guay, antes que afinar y hablar de qué le parecen sus colores o describir el porqué de su belleza (palabra por cierto de la que se huye como de la peste por considerarla cursi).

(Carmen Posadas)

Toda la razón. Los españoles en general, salvo que se sea profesional de la palabra, tipo políticos o cualquier otra profesión donde la oratoria sea algo que se ejecute habitualmente, nos expresamos mal y quizá, conscientes de ello, nos cueste un dolor hablar en público. Y no solamente echar un discurso. Cuando se quiere opinar de algo, no se encuentran fácilmente las palabras adecuadas. Y no hay nada más frustrante que te respondan a todo con es muy bonito o que mola. Se prefiere mejor pasar por simple que por redicho. Pero se puede aprender. Se puede empezar por utilizar frases cortas, con ejemplos sencillos para ir poco a poco ganando confianza.

Al ver esta hermosa foto, regalo de Z. Quedaría ramplón decir sólo que es bonita. ¿Verdad? Gracias por esta belleza tan evocadora.

Besos.