SENTIRSE INDEFENSO

Probablemente hayas sentido alguna vez que hagas lo que hagas no puedes salir de esa situación complicada que estás atravesando, que no tienes la capacidad de solucionar algún problema o, incluso, no crees que puedas aprender algo específico que llevas tiempo intentando. Este es un estado emocional muy frecuente y se llama 'indefensión aprendida', algo que nos paraliza, que hace que tiremos la toalla, pero en ningún caso es una patología. La persona piensa que haga lo que haga no podrá influir en el resultado o no conseguirá hacer nada para evitar esa situación adversa. Es un convencimiento, una creencia, que normalmente se da ante un problema que hay que resolver. La indefensión se da en situaciones determinadas, no es un estado general. 

Hay personas que tienden más a la indefensión, pues este estado emocional está muy relacionado con la confianza en uno mismo, el optimismo y la educación inculcada. Si has tenido una educación basada en la confianza, es más fácil que en algún momento te veas capaz de conseguir tu objetivo, que tires para adelante. En cambio, individuos que confían poco en sí mismos o que tienden a negativizar y a hacer un análisis negativo de lo que les pasa serán más propensos a entrar en indefensión.

(Marta Díez)

Todos pasamos por mejores y peores rachas en nuestra vida, unas de salud nuestra o de los nuestros, problemas laborales o de otro tipo, malos rollos sentimentales con los familiares o amigos. Todos. Pero como una situación así, como bien dice la psicóloga, no es ni puede ser un estado general sino algo de tipo puntual, tenemos que procurar conocer cuáles son los instrumentos de los que podemos valernos para intentar superar estos malos momentos con las menores consecuencias desagradables posibles.

Y sobre todo no caer en el desánimo y tirando la toalla en lo que se conoce con el nombre de indefensión aprendida. Es fácil decirlo y no tanto hacerlo pero esa sensación de sentirse paralizado no nos lleva a ningún sitio. Esto es algo que puedo comprobar a diario con los jóvenes que rozan la veintena. Están desmotivados, se sienten cansados  y han perdido la ilusión por su futuro más o menos cercano. La pandemia ha tenido un papel muy importante en esto, pero ahora se ha unido el hundimiento de la economía que muchos viven en sus propias familias. Se autodenominan "la generación de cristal" por lo fácilmente que pueden romperse. Se siente tan frágiles como estas humildes margaritas a expensas de que cualquiera pueda pisarlas.  Os lo puedo asegurar.

Besos.