TENER DOS CARAS

Una hipnótica escultura de madera se esconde en el segundo piso de un museo en la India. En ella, un hombre posa con arrogancia mientras mira hacia la habitación. En el espejo detrás de él, vemos a una mujer tímida con la cabeza ligeramente inclinada. Esta increíble escultura doble contiene a ambos personajes en un mismo bloque de madera, pero en lados opuestos. Los amantes de la literatura reconocerán de inmediato a quienes representan estas figuras contrastantes. Conocida como “Mefistófeles y Margarita, una estatua doble”, esta obra fascinante está claramente inspirada en los protagonistas del icónico Fausto de Goethe.

Publicado en 1808, Fausto relata una clásica batalla del bien contra el mal. Con su gran bigote y su sonrisa diabólica, la figura masculina es claramente Mefistófeles, mejor conocido como el diablo. Con un pacto de sangre, Fausto hace un trato con el diablo, lo que termina en graves consecuencias cuando se enamora de  Margarita. En esta tragedia, Fausto sigue al diablo para satisfacer sus ambiciones personales, solo para darse cuenta de sus errores cuando ya es demasiado tarde. La leyenda de Fausto, que precede a Goethe, ha sido objeto de numerosas novelas, poemas, obras de teatro, composiciones musicales y obras de arte.Esta escultura particular, es cautivadora por la capacidad del artista para transmitir la narrativa de manera efectiva y sugerente. Creada en el siglo XIX por un artista francés desconocido, se encuentra entre las piezas de arte más fotografiadas de la colección. Esto último dice algo sobre su impacto visual, ya que la pieza se encuentra en uno de los museos más grandes del mundo.

(Regina Sierra)

Dos caras, dos cuerpos, dos personajes en una sola talla. Es realmente impresionante y se necesita para ello un espejo para poder confrontar ambas imágnes sin tener que dar la vuelta. Como dice el texto, refleja la batalla del bien contra el mal, de la bondad y de la maldad, del ángel y el diablo. Fausto pacta con él hasta que finalmente se da cuenta del error cometido cuando ya es demasiado tarde y no tiene marcha atrás. Mucho cuidado de quien nos hacemos amigos persiguiendo un fin que no siempre es el esperado. Dicen que la gente que tiene dos caras, según les convenga, pueden jugar en tu contra o a tu favor. Solo se pueden aceptar las dos caras en una moneda.

La escultura es de un artista francés desconocido pero es grandiosa e inquietante a la vez, creada de una sola pieza de un árbol sicomoro. Existen más esculturas que tienen dos caras, como Jano, una a la espalda de la otra, representando las distintas virtudes, sobre todo en alegorías funerarias pero ninguna tan expresiva como ésta. A  mi me impresiona. Obviamente la foto no es mía.

Besos