UN TRONCO GASTADO

Árbol ya largamente florecido,
con el tronco tatuado de iniciales,
lo dejaron en pie los vendavales,
sin una hoja, ni una flor, ni un nido,
igual que un corazón envejecido
que aún palpita, sin bienes y sin males,
lleno de sal, como los litorales,
con fatiga de amor y sed de olvido.
Pero en el árbol se detuvo un día,
para cantar, un pájaro viajero,
y el tronco aquel sintió que florecía...
Como florece un corazón huraño,
para después sentir que le hace daño
la flor tardía de su amor postrero.

(José Ángel Buesa)

Los troncos viejos de árboles que ya han vivido mucho, dado muchos frutos y proporcionado mucha sombra tienen algo de poético y meláncolico a la vez. Recuerdan un poco a las personas que han llegado a cumplir una larga vida y atesoran una más que larga experiencia. Aún tienen vida como el de la foto pero sus grietas y agujeros nos recuerdan a una piel ajada y muy arrugada. Y aun así, como dice el poeta, al final de los años siempre puede aparecer un motivo de alegría como ese pájaro viajero que hace que el huraño vuelva a florecer. Aunque el resultado de esta última aventura le haga daño. Muchos casos se conocen de amores tardíos que o salen muy bien o salen muy mal como esa flor tardía...

La foto del árbol es de hace algo más de un  mes y aún no se veía el resultado del otoño, pero algo nos hace pensar que ya lo barruntaba. O es que simplemente ya es viejo.

Me acuerdo que hace unos treinta y tantos años había un grupo de música folk salmantino que se llamaba Tronco Seco. Ya ha llovido...

https://www.youtube.com/watch?v=FujyNPDbrdc

Besos.