UNOS BURROS

Estamos ya en julio y las temperaturas no paran de subir, no ha llovido en semanas y todos los que tenemos alguna vinculación con el lugar pisamos la tierra seca con ansiedad y rezamos para que a nadie se le ocurra hacer nada -segar el trigo a 40 grados, hacer una barbacoa, tirar una colilla o una botella de cristal- que provoque otra catástrofe. Ahora, hace unos meses, han soltado 25 burros para que vaguen libremente, se coman los matorrales que propagan el fuego y aplasten contra el suelo las ramas sueltas que quedan después de la limpieza del bosque, que también son muy peligrosas cuando se produce un incendio. Esta práctica, que se viene realizando en algunas regiones de Europa, es relativamente barata, pero debe hacerse sistemáticamente, no sólo una corta temporada aislada. En el pasado, cuando ganados de todo tipo poblaban los bosques, el ecosistema se regulaba a sí mismo. No necesitábamos utilizar a estos animales adorables que ahora trotan libremente y llenan el valle cada tarde de rebuznos. Los miro desde lo alto, vagar, comer, correr, acariciarse. Son blancos con manchas oscuras, ocres, marrones, negros. No sé cómo se llaman, pero me caen mil veces mejor que muchos que utilizan la palabra ‘burro’ como insulto. Estos burros son infinitamente más inteligentes y útiles que ellos. Y mucho más monos.

(Isabel Coixet)

Cierto. Todo lo que armamos ahora con el ecosistema, con los dinerales que se gastan en preservarlo y resulta que la mejor manera de hacerlo ya está inventada de siglos atrás. Son los propios animales los que se encargan de limpiar el bosque de matorrales, de hojas secas, ramas y demás. Y así debería ser, dejar obrar a la naturaleza, aunque no siempre ocurre. El otro día escuché por la radio que a unos voluntarios se les ocurrió por su cuenta recoger ramas secas para limpiar el terreno y evitar los incendios y la Seprona los multó porque eran zonas protegidas y estaba prohibido tocar nada...

En principio todos los campos, bosques y montes tienen dueño, ya sean particulares, ayuntamientos, el Estado ... Y son estos propietarios quienes deciden si en sus terrenos se puede o no recoger leña.
Aparte está el tema de medio ambiente, de si se trata de una zona protegida, un parque natural, etc, etc.

Y desde luego, contemplar a los burros campar en libertad por el campo debe ser toda una gozada... aunque todos no sean pequeños, peludos y suaves, como Platero. Son algunos humanos los que insultan a los burros al compararse con su conducta.

Besos.