YA ESTAMOS EN DICIEMBRE

Hoy, 1 de diciembre. De nuevo 1 de diciembre. A nadie le cabe duda que el tiempo, más que volar, nace muerto. Solo la juventud lo atrapa, moldea y siente, aunque a la vuelta de la esquina te ves escribiendo de ese mismo tiempo, sin atraparlo, moldearlo, sentirlo. Transitas por él lo mejor que puedes o te dejan, y luego, como yo ahora mismo, te ves arrojado a un mar de nostalgia, en unos recuerdos que ya no sabes si son tuyos o del Robert Redford de 1973. Al menos es un motivo para regresar a “Tal como éramos”. La pandemia parecía que había hecho del tiempo algo tangible y masticable, incluso humano en aquellos días tan recientes —y tan borrosos— en los que no es que se ralentizase, como parecía, simplemente se petrificó. Pero estamos exhaustos y ahora con frío, con miedo a tener frío: del bienestar y la libertad surgidas de los escombros de la II Guerra Mundial, a una Europa que tirita. Quién nos lo iba a decir. 

Y el tiempo sigue yendo y viniendo: no, no quedó para siempre bajo la lava del virus. 1 de diciembre y ya con casi toda la lotería de Navidad vendida, cuando antes, cuando éramos Robert Redford, comenzaba a venderse por estos días. El tiempo ha esprintado y nos ha robado el futuro y las ilusiones para pasar a ser rehenes de un presente lleno de sombras y de dudas.

(J, C. García Regalado)

He estado dudando si traer aquí estas líneas de un columnista de la prensa local, por lo pesimistas que son y la melancolía y nostalgia que destilan. Pero seguro que los que leéis esto y ya tenéis una cierta edad lo asumiréis por completo.

Cuántas veces repetimos que el tiempo vuela (esprinta), que ya estamos en diciembre, a punto de liquidar este año tan sumamente desagradable y antipático. Los recuerdos del confinamiento se han vuelto borrosos y en eso estoy totalmente de acuerdo con Regalado ya que esos meses quedaron como un paréntesis en nuestras vidas pero nunca se podrán recuperar a no ser que seas una persona muy joven con toda la vida por delante. LLega el frío y el miedo a pasar frío por culpa de los rusos. Es verdad, quién nos lo iba a decir, repito lo mismo. Un presente lleno de dudas. Pero la Navidad está ahí, las luces ya están encendidas y la ilusión, al menos tenemos que intentarlo, volverá aunque solo sea por unos días. Perdonad, ya sé que no soy estos días la alegría de la huerta. Pero siempre hay rosas que adornan nuestros días. Con eso me quedo.

Besos.