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Siempre me han asustado las marionetas. Todas ellas. Ya sean de cartón, de madera o de metal.
Pues todas tienen esa cuerda que las ata al pequeño espectáculo que es su vida. Su vida
A estas alturas el telón ya estará cerrado y sus pequeños pies colgarán entre rejas a la espera del nuevo espectáculo, pero lo que no saben es que quizás ya no haya más espectáculos. Quizás estén restaurando el teatro, o quizás lo cierren a cal y canto.
Y la verdad, no sé qué me da más miedo, si quedarme sin voz para seguir actuando en esta vida que no me pertenece, o perderme para siempre en la vacía eternidad de los que viven esperando algo mejor.