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Entra en el agua azul de la laguna,
que te envuelva la luz, te abrace el viento,
y en la desnuda piel baile la luna
con lúbrico y callado movimiento.
Y en círculos concéntricos las ondas
circunscriban y estrechen tu cintura,
y en su inquietud reflejen las redondas,
sensuales formas de tu arquitectura.
Yo sé que de noche tú a solas te amas,
como si mis manos lo hicieran contigo;
y aunque tan lejanas están nuestras camas,
¿sabes que tus manos retozan conmigo?