Jesucristo es el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús es la piedra que los edificadores rechazaron. Jesús es el que los judíos esperan, y no se pueden dar cuenta que su Mesías ya vino, y que vuelve otra vez a reinar con poder en las naciones. Ellos, los judíos, tienen más de 2000 años que no han visto otro profeta mayor que Juan el bautista, ni otro redentor mayor que Jesucristo. No le conocieron cuando Él caminaba entre ellos, y no creyeron las palabras del maestro cuando les decía: Yo te daré a beber el agua que quita la sed. No solo no creyeron, sino que además le crucificaron.
Pero todo esto era necesario para que todos los seres humanos pudiéramos tener acceso al Padre, por medio de los judíos. Jesucristo era judío, pero su salvación es para judíos y gentiles. ¡Jesucristo es el que había de venir! Jesucristo es el que vuelve pronto por su Iglesia.
“El séptimo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, el que eres, y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.” Apocalipsis 11:15-17
“Y cantan el Cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.” Apocalipsis 15:3
