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29/12/2023
28/12/2023
24/08/2023
Había transcurrido un año escolar desde la inauguración del colegio público " Príncipe de Asturias", cuando me hice cargo de las Matemáticas del ciclo superior, sustituyendo al buen Ramón que las había impartido durante ese año.
El alumnado de ciclo superior había venido como un aluvión de muchachos, muchos de ellos repetidores O chavales problemáticos procedentes de otros centros, no muy amantes del estudio en su mayoría.
Me tocó imponer respeto y disciplina por una parte, y por otra, hacer amena la materia que resultaba más antipática a los chavales de esa edad.
Un tema a lo largo de la semana y el viérnes, evaluación, para después el lúnes dado las notas correspondientes
Todos los ejercicios de la evolución se corregían en la pizarra cuando ya estaban en manos de los alumnos, para que comprobarán la justicia de la nota que se les había puesto. Si bien, a los alumnos más destacados en particular, se les birlabanunas décimas con el fin de enseñarles a reclamar lo que creían justo, cosa que hacían enseguida.
Pronto se acostumbraron a mi y a mis métodos y sabían que me tenían disponible para explicarle es cualquier cosa al terminar la clase, a la hora del recreo o en cualquier momento posible.
No cabe la menor duda de que algunos de ellos, reacios al estudio y amantes del " cero patatero" no llevaban al día los cuadernos, prestado poca atención en las clases y luego sus resultados no eran buenos.
La relación con los padres en los días de visita, y muchas veces fuera de ellos, era frecuente, y acostumbraba presentarles en gráficos los resultados de sus hijos, les exponían los problemas que presentaban y entre ambos procura vamos soluciones.
Para mí, especialmente, el tiempo dedicado a las Matemáticas en el Príncipe de Asturias fue de mucho trabajo, pero muy gratificante.
El equipo de compañeros del colegio, especialmente los del ciclo superior con los que tenía que mantener una relación más frustrante pues siempre muy bueno y todos juntos y le vamos a nivel pedagógico del centro.
Ahora que ya voy camino de los dieciocho años jubilado y que mi escasa visión no me deja reconocer a las personas sino están muy cerca de mi, me resulta muy gratificante que, cuando paseo por las calles de Móstoles mis antiguos alumnos de par en par a saludarme y cambiar con ellos algunos impresiones y recuerdos.
¡Larga vida al Príncipe de Asturias y a cuantos a través de estos 25 años, padres, profesores, alumnos y personal de limpieza han pasado por este centro !.
Pablo Santos.
Un borracho llega a un portal y toca el portero electrónico.
-¿Diga?- Le responde una señora.
-¿Está su marido?
-Sí, ¿Por qué?
-Disculpe.
Y se va a otro portal y vuelve a llamar en los próximos tres portales.
Llega al cuarto portal y le hace la misma consulta:
-Señora, ¿Está su marido?
Y ella le responde:
-¡No, no ha llegado todavía!
Y el borrachito le dice:
-Señora, por favor puede bajar y decirme si soy yo.
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