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Hoy la foto es de mi nuevo primito!! ya tengo dos peques más en la familia!! Qué grandote verdad? pa solo tener horas... Seguro q va a ser todo un campeón!! Un beso mu grande pequeño!!
Aquí dejo otro cuento..
El hombre del saco cruzó distraídamente la calle. Se encaminaba a una zona prácticamente nueva en la ciudad, una zona llena de edificios de nueva construcción, con jardines sin césped, y con las aceras todavía levantadas, y llenas de zanjas. Tenía que prestar atención, no pasaba nadie por la calle, y dormir en uno de esos agujeros, con la noche tan fría y lluviosa que hacía no era nada apetecible.
Aquella noche lo habían llamado. La situación era la típica, una madre desesperada con su hijo, que no quería cenar, y ella, probando todo lo que se le ocurría, desde contar una historia, para distraerlo, hasta enfadarse diciéndole que ya estaba mayor para no querer comer.
Si supieran, que realmente existo...
El hombre que portaba un saco grande, de color marrón, viejo y estropeado, con algún agujero en su parte superior, estaba ya mayor, llevaba años cumpliendo con sus labores, y cada noche, le apetecía menos, salir de su hogar, donde su mujer le preparaba una rica sopa caliente, y se quedaban, a continuación, contemplando el pasar del tiempo, desde la ventana de la gran habitación.
Estaba claro que de un tiempo a esta parte, cada vez realizaba menos salidas, pero en noches como aquella, su trabajo y las salidas nocturnas, le pesaban aún más que de costumbre.
Apuró el paso, la lluvia se hacía más intensa, y ya llegaba tarde a su cita.
Era el piso undécimo, abrió la puerta, y se coló en el ascensor. Primero... Segundo... Qué mueca le haría a ese niño?... Tercero... Cuarto... Tendría que meterlo en el saco, o bastaría con darle un aviso?... Quinto.... Sexto... Éste era la primera vez que no se comía la cena, tal vez si...... Séptimo... Octavo... Sí, eso haría, lo asustaría y se iría enseguida, a refugiarse al calor de su casa...
continúa...
Noveno... Décimo... Undécimo... ¡Planc!
Las puertas del ascensor se abrieron.(...)
Intuyó que la habitación del niño se encontraría al final del pasillo, como siempre. Cuando llegó, escuchó el respirar tranquilo y acompasado del chico. Cerró la puerta tras de sí, y se agachó al lado de la almohada.
En unos momentos, el niño se despertó. Pálido y asustado, se sentó sobre la cama, y escuchó las palabras que tenía que decirle aquel hombre, el Hombre del Saco. Prometió que no volvería a desobedecer a su madre a la hora de las comidas, no quería entrar en aquel maloliente saco, donde millones de niños habían sufrido los miedos y las historias de aquel señor. Porque...
Realmente se llevaba allí a los niños, no?
Un beso a todos los que el hombre del saco alguna vez visitó..
---patri---
Hola wapa!!!miralo que mono el pequeño Danielin, pero si es cantin cantin jajaja weno wapa mañana nos vemos.Chauu
que cosika mas maja.un bsk.wpa