SI A LA HOMEOPATÍA

en España, 7 millones de personas han elegido la homeopatía como su medicina principal o complementaria, siete millones de personas que están a punto de ver truncada su elección a causa de un decreto ley que que a gravar tributariamente los reparados homeopáticos hasta el punto de cerrar los laboratorios.

Y no es broma ni cosa para tomársela a la ligera.

Básicamente, se trata de lo siguiente: en homeopatía existen miles, millones de preparados distintos, pues estos se hacen a partir de una misma sustancia medicamentosa, a la cual se la diluye, teniendo cada dilución centesimal (o de otra clase) unas propiedades y unos efectos distintos.

Pues bien, el MInisterio de Sanidad pretende que se cataloguen todas las diluciones posibles e impositivamwente se pague por cada una de ellas como si de un remedio nuevo se tratase, al contrario de lo que hacen en Francia y otros paises europeos, donde sólo se paga por la cepa y no por las diluciones.

Por ejemplo: consideremos un medicamento homeopático como el mercurio o el lycopodium. Este, una vez preparado, sería la cepa, y por la misma se pagan impuestos en esos países europeos. ahora, según la prescripción médica, el laboratorio tiene que preparar la dilución, de las que hay cientos y cientos para cada cepa. Hay algunas diluciones muy comunes en su uso, pero otras, la inmensa mayoría, son de escaso uso, el cual depende del caso concreto en que esté cada paciente.

En homeopatía no hay aspirinas para tratar todos los dolores de cabeza, sino que cada paciente es individualizado al máximo y se le da un remedio específico para él; y la dilución prescrita es fundamental. Un médico puede decidir mandar diluciones CH o mandarlas K o de otra clase, según el paciente y caso concreto a tratar y también según su experiencia, e incluso iniciar una nueva gama de diluciones.

Los precios de venta al público de una dilución son bastante competitivos comparados con las medicinas alopáticas (las que suelen mandar los médicos de los sistemas de salud al uso en la mayoría de países) y no solo son inferiores a la mayoría de ellos, sino que ofrecen mejores resultados y duran mucho más tiempo.

¿Qué gana el Ministerio de Sanidad forzando la aprobación de esta norma, que incluso va en contra -según me informan- de otras normas legales de rango superior?

¿A quién beneficia esta política del Ministerio de Sanidad?

¿Por qué el Ministerio de Sanidad no le explica a los siete millones de pacientes que siguen tratamientos homeopáticos que, de repente y a causa de una norma suya hecha en contra de la opinión de los médicos homeópatas y de los pequeños laboratorios que los producen, pueden quedarse sin medicamentos, salvo que las grandes farmacéuticas los traigan del exterior u otra brillante idea?

¿Por qué el Ministerio de Sanidad no quiere que se conozca nada acerca de esta norma y de su inmediata aprobación?

¿Para beneficio de quién está trabajando el Ministerio de Sanidad?