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Jesus El Mesias profetizó
Hoy estamos Viviendo En Su Cumplimiento
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Jesús predijo que el amor de muchos se enfriará al responder a la pregunta de los discípulos: "¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?" En Mateo 24, en el Discurso en el monte de los olivos, Jesús describe el final de la era que precederá a Su segunda venida.
Dice que habrá falsos Cristos,
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
guerras,
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
, y conflictos y desastres naturales.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Jesús también advirtió de la persecución de los creyentes, algunos de los cuales resultan ser falsos discípulos que se volverían unos contra otros.
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
"Y", dijo Jesús, "
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Ya sea por la influencia engañosa de los falsos maestros o por la persecución o el miedo a la muerte, el celo de muchos falsos profesantes disminuirá. Su amor hacia Dios y hacia la iglesia "se enfriará". Los verdaderos cristianos, incluso aquellos cuya fe es débil, nos preguntamos si perseveraran hasta el final.
Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Ese es el verdadero amor, el cual es el fruto del Espíritu de la palabra de Dios.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
y el amor en verdad todo lo soporta.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El verdadero amor no puede enfriarse porque está sostenido por Cristo, quien es poderoso para guardarnos sin caída.
Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
Sin embargo, para los que no tienen el Espíritu, el amor que ellos tienen se enfriará cada vez más en los últimos días. Pablo amplía esta idea en 2 Timoteo 3:1-4 cuando describe los últimos tiempos.
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
El amor que esa gente tiene no es un amor sincero y profundo hacia Dios, Su verdad y Su pueblo. Por el contrario, es el amor a sí mismo y el amor al dinero (versículo 2). Pablo describe a aquellos cuyo amor por Dios, Cristo y los hermanos es sólo apariencia, y no realidad. Todo lo que hacen es de manera religiosa, desde el amor propio hasta los fines egoístas. Su objetivo es ganar la gloria y el aplauso de los hombres o usar la religión para ganar algo para ellos mismos. No hacen nada para la gloria de Dios, la honra de Cristo o el bien de los demás.
¿Cómo podemos estar seguros de que el amor que tenemos por Cristo nunca se enfriará? Empecemos por examinarnos a nosotros mismos para estar seguros de que estamos verdaderamente en la fe.
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
Si realmente pertenecemos a Cristo, podemos estar seguros de que poseemos el amor del Espíritu que nunca se enfría. Luego debemos hacer todo lo posible para aumentar nuestro amor:
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.