Un Horizonte Entre Cielo y Mar.
Una herencia escogida por Dios para sus hij@s con el ADN del cielo.
“Por eso se alegra mi corazón, mi interior se regocija, todo mi ser descansa tranquilo, pues no me abandonarás en el reino de los muertos, no permitirás que tu fiel vea la tumba.”
SALMOS 16:9-10 BLP
En los comienzos de los días del Génesis en la creación fue la tarde y la mañana un segundo día donde las aguas de las aguas se separaron pero antes de la narración bíblica de las aguas que fluyen del primer día creo Dios los cielos y la tierra y la tierra estaba desordenada y vacía las tinieblas estaban sobre la faz del abismo pero el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas
Y dijo Dios: <<¡Que haya luz!» Y hubo luz.
Un día donde todo es luz sobre las aguas se define el reflejo del cielo sobre el mar en el día donde todo es luz sobre los océanos del mar.
“Dios, protégeme, que en ti confío. Dijiste al Señor: «Tú eres mi dueño, mi felicidad está en ti». En cuanto a las divinidades de esta tierra: esos poderes que tanto me complacían, esos muchos ídolos tras los que corren, yo no les ofreceré sacrificios ni pronunciaré su nombre con mis labios. El Señor es la parte de mi herencia y mi copa, tú eres quien diriges mi destino. Me ha tocado una buena porción, mi heredad me deleita. Bendeciré al Señor que me aconseja, aún de noche me remuerde mi conciencia. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no sucumbiré. Por eso se alegra mi corazón, mi interior se regocija, todo mi ser descansa tranquilo, pues no me abandonarás en el reino de los muertos, no permitirás que tu fiel vea la tumba. Tú me muestras el camino de la vida, junto a ti abunda la alegría, a tu lado el gozo no tiene fin.”
SALMOS 16:1-11 BLP