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Las Fiestas de Dios
Algo hay que celebrar celebremos las fiestas de el cielo
Manifestaciones del Espíritu de DIOS en la Tierra
La Dádiva del Pentecostés: el Espíritu Santo
Dios escogió el primer Pentecostés después de la resurrección de Jesús para derramar su Espíritu sobre 120 creyentes. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas [idiomas], según el Espíritu les daba que hablasen”.
Estos hombres hablaban en otros idiomas frente a una multitud que había venido a Jerusalén de muchos lugares y que estaban sorprendidos de que les hablaran en sus lenguas nativas. Este extraordinario acontecimiento fue una muestra innegable de la presencia del Espíritu Santo.
Al principio, los que presenciaron este milagro estaban asombrados, aunque hubo algunos que pensaron que los que así hablaban estaban ebrios.
Entonces el apóstol Pedro, lleno ahora del Espíritu Santo, hablando vigorosamente a la multitud les dijo que lo que estaban viendo era el cumplimiento de una profecía: “En los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne”;
Pedro les dijo cómo ellos también podían recibir el Espíritu Santo:
Por medio de este milagro y la predicación inspirada de Pedro, Dios agregó 3.000 personas a su iglesia en ese día. Todas ellas fueron bautizadas y recibieron el Espíritu Santo. Desde ese importantísimo acontecimiento, el Espíritu de Dios ha estado accesible a todos los que verdaderamente se arrepienten y son bautizados en forma apropiada. La Fiesta de Pentecostés es un recordatorio anual de que Dios derramó su Espíritu para establecer el cuerpo de cristo, el cual es el conjunto de personas que son guiadas por ese Espíritu.