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Hombre, 60 años

Puerto Rico

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Hijos del Dios Viviente

El Estudio de las enseñanza de Jesús

En Un Mensaje 

Literal Analogo Simbolico y Revelador

¿Qué quería decir Jesús cuando habló de “agua viva”? Según la tradición, en tiempos de Jesús, durante la Fiesta de los Tabernáculos los sacerdotes traían en vasijas de oro agua del arroyo de Siloé y la vertían sobre el altar. Una alegre celebración acompañada del sonido de trompetas señalaba esta ceremonia mientras la gente cantaba estas palabras que se encuentran en Isaias 12:3: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”.

Situándose donde todos podían oírlo, Jesús se valió de la ceremonia del agua para dar una lección al decir que todos los que estuvieran sedientos podían venir a él para saciar su sed . . . para siempre. En esta analogía, el agua representaba el Espíritu de la palabra de Dios, el cual recibirían los que creyeran en Jesús (Juan 7:39). De hecho, lo que Jesús les dijo fue que las necesidades básicas de la sed y el hambre espirituales podían ser satisfechas sólo por medio de él, quien era “el pan de vida” (Juan 6:48) y la fuente de agua viva.

Pero ¿cuándo habría de acontecer esto? Antes de que transcurrieran seis meses, Jesús fue muerto por sus propios cotentemporáneos con la ayuda de los romanos. Unos 40 años después, las legiones romanas acabaron con el templo y todas sus ceremonias, incluso la del agua.

La humanidad aún sufre hambre y sed del mensaje que Jesús trajo. La promesa que Dios hizo: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne” (Joel 2:28), aún no se ha cumplido totalmente. Miles de millones de personas han muerto sin recibir el pan y el agua espirituales que tanta falta les hacían. ¿Cuándo podrán recibir el agua viva que Jesús ofreció?

Una resurrección física y una oportunidad para recibir el Espíritu de Dios

Para encontrar la respuesta, debemos tener en cuenta la pregunta que los discípulos le hicieron a Jesús antes de que ascendiera al cielo: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Los discípulos entendían esta restauración dentro del marco de las muchas profecías acerca de la reunificación de Israel.

Una de esas profecías se encuentra en Ezequiel 37:3-6, donde el profeta describe la visión que tuvo de un valle lleno de huesos secos. Dios le preguntó: “Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?” Y el profeta contestó: “Señor Eterno, tú lo sabes”. Luego Dios, refiriéndose a los huesos, dijo: “He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu [aliento], y viviréis; y sabréis que yo soy el Eterno”.

En esta visión se lleva a cabo una resurrección a la vida física. El relato muestra la desesperada situación en la que se encontraban esas personas: “Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos” (v. 11).

Pero su Creador les ofrece la esperanza de la resurrección y la dádiva del Espíritu en la integridad de su palabra. En esta impresionante visión, el antiguo Israel sirve como ejemplo representativo de otros pueblos a los que Dios resucitará a la vida física. Dios dijo: “He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, os haré subir de vuestras sepulturas . . . Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis . . .” (vv. 12-14, 14). En ese tiempo futuro Dios permitirá que todos tengan libre acceso a las aguas vivas de su santo Espíritu.

Dios dijo además: “Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos . . . Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (vv. 26-27).

El apóstol Pablo también habló de ese suceso futuro: “¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Romanos 11:1-2). Y en el versículo 26 nos dice que “todo Israel será salvo”. Y no sólo Israel, sino también todos los que nunca han tenido la oportunidad de beber de las aguas vivas de la Palabra de Dios y de recibir su santo Espíritu podrán por fin hacerlo (Romanos 9:22-26). Dios les ofrecerá generosamente a todos la oportunidad de arrepentirse y de heredar la vida plena en su Palabra.

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A corremundos le gusta esto ï¿½ El 11/12/2022 a las 12:14

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