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El Pensamiento de Dios
Naturaleza y Espíritu
Tras años de predicar un enérgico mensaje de arrepentimiento, el profeta Habacuc se angustió mucho, ya que la mayoría de la gente se negaba a prestar atención a su advertencia y denuncia sobre la urgencia de arrrepentirse de la maldad. Descubra lo que Dios le dijo y cómo se aplica a los habitantes del mundo actual.
He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
No le da la impresión de que la mayoría de la gente no tiene interés en aprender de la Justicia, verdad y de la Paz de Dios, en escuchar sus enseñanzas y prestar atención a sus advertencias expuestas claramente en las Sagradas Escrituras? Si alguna vez ha pensado así, sepa que no está solo.
Jesucristo encomendó a sus discípulos una misión crucial. Después de declarar que
El hijo de Dios Jesus el Mesias dejo claro la orden de predicar el evangelio de salvación al mundo.
Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.
Además, los exhortó así:
Al principio Habacuc se preguntaba si Dios castigaría a Judá,
¡pero después se angustió ante la posibilidad de que su nación fuera aniquilada!
Los primeros discípulos de Jesús y otros que les siguieron llevaron a cabo ese cometido con diligencia, pero siempre ha sido una tarea ardua. Ahora, en el siglo xxi, la Iglesia de Dios el cuerpo de Cristo lleva a cabo esa misma misión en medio de una resistencia cada vez mayor. En las últimas décadas, el pecado y la irreverencia hacia Dios no han dejado de agravarse.
¿Seguirán sin ser escuchadas sus palabras?
Hace unos 2600 años Habacuc, el profeta de Dios, tuvo pensamientos comparables y los expresó en una oración a su Creador mediante una pregunta. Aunque Dios respondió, a Habacuc no le gustó mucho lo que oyó y quedó perplejo. Así que se atrevió a hacerle otra pregunta a Dios, y a su debido tiempo empezó a comprender.
Habacuc escribió su libro profético en Judá, probablemente inmediatamente después del reinado del justo rey Josías, cuando su malvado hijo Joaquín fue nombrado gobernante. La nación había experimentado un período de relativa prosperidad material y ahora se estaba alejando de Dios. Aunque Josías instituyó varias reformas espirituales, el crimen y la violencia iban ahora en aumento. Además, los malvados prosperaban, las viudas y los huérfanos eran abandonados y la falta de autoridad Publica se estaba generalizando y desgastando cada vez mas.
Como consecuencia, Dios encomendó a Habacuc y a otros profetas que advirtieran al pueblo sobre esta escalada de vida degenerativa. Él informó a los dirigentes y ciudadanos del país que Dios sencillamente no toleraría tal comportamiento, y que a menos que se produjera un cambio, tendría que castigar a la nación.
¿Qué debemos hacer?
¡Así que las palabras de Dios a Habacuc sobre “el fin” se aplican al tiempo que tenemos por delante! ¿Qué debemos hacer entonces? Además de permanecer personalmente cerca de Dios, debemos apoyar firmemente la labor de la Iglesia de predicar el evangelio a todas las naciones.
También podemos orar para que muchas más personas puedan ser alcanzadas con el mensaje del testimonio del evangelio de vida en Cristo, sonar trompetas de advertencia y arrepentimiento.
Y lo que es igual de importante, podemos imitar personalmente a Jesucristo como ejemplos vivientes del mensaje del evangelio mediante nuestra conducta virtuosa, para que otros también puedan dar gloria a Dios.
Sal y Luz
Finalmente, gracias a la gran ayuda de Dios, el dilema de Habacuc se resolvió. Después él continuó predicando el arrepentimiento, viviendo justamente por fe y dando honor a su Creador Eterno. Lo hizo sabiendo que Dios tenía el control absoluto y que se ocuparía de todo a su debido tiempo. Por tanto, ¡sigamos el ejemplo de confianza de Habacuc, creciendo y fortaleciéndonos espiritualmente, preparándonos diligentemente para el regreso de Jesucristo, y apoyando la gran obra de Dios en todo el mundo!