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Brota la vida como luz y agua refrescante para su manantial en su propia palabra.
Hebreos 1:2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el UNIVERSO;
La supremacía de Cristo es su preeminencia sobre los profetas del Antiguo Testamento. Aquellos profetas hablaron la Palabra de Dios, pero Cristo es la Palabra de Dios. No es un simple profeta dentro de una larga lista. Él es el Profeta por excelencia. Esta revelación suprema viene de él, Aquél que es más que un profeta, el propio Hijo de Dios. En este pasaje de apertura en el libro de los Hebreos hay suficiente cristología de peso para ocupar a los astutos teólogos durante toda su vida sin que puedan agotar su riqueza. Aquí se ve a Cristo como Creador del Universo y Aquel que lo defiende por su poder que es eterno. Él es el Creador de todas las cosas y el Heredero de todas ellas. Es el resplandor mismo de la gloria de Dios. De nuevo, no basta con decir que es el reflejo supremo de la gloria divina. No; él es la luz y el agua de su resplandor emana su vida. Es la expresión de la imagen de la persona de Dios, Aquel que lleva su esencia de forma suprema.
Hebreos 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el UNIVERSO por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Siempre interesante pasar por aqui .
Un abrazo.