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Lo que ve su palabra como nos miran y lo que vemos.
Salmos 33:1 Alegraos, oh justos, en Jehová;
En los íntegros ES HERMOSA LA ALABANZA.
La alabanza, de acuerdo a la Palabra de Dios, es lo más apropiado y hermoso que usted como creyente pueda hacer. Sin embargo, déjeme advertirle que lo que Dios y usted consideran alabanza apropiada es posible que sean dos cosas muy diferentes. La alabanza que Él desea debe ser llena de gozo, sin impedimentos y, a veces, ¡en voz alta!
Si no lo cree, mire en el espiritu de su palabra y se dará cuenta de la clase de alabanza que hay en el cielo. Lea y verá lo que pasa en el trono celestial. Los serafines alaban tan fuertemente que hacen temblar los quiciales de las puertas y, cuando lo hacen, la gloria del Señor llena la casa.
Isaías 6:1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, Y SUS FALDAS LLENABAN EL TEMPLO.
Isaías 6:2 Por encima de él había SERAFINES; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
Isaías 6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: SANTO, SANTO, SANTO, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
Cuando usted llegue al cielo, estará alabando así también. Estará saltando y alabando a Dios con toda parte de su ser. Pero no espere hasta ese entonces para empezar a hacerlo, empiece ahora mismo.
Decida hoy que en vez de alabar a Dios como a usted le gusta, va a comenzar a hacerlo como a Él le gusta. Dele rienda suelta a las alabanzas, y hágalo con alegría y sin impedimentos. No espere hasta que llegue al cielo para alabar a Dios con todo su ser; hágalo ahora, Él lo merece.