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La Teoria Fisica
El Espiritu de su Palabra
Jesús dijo:
Aunque el Decálogo no es un código muy detallado, sus principios abarcan todos los aspectos de la conducta humana. Tomando la Biblia como un manual de instrucciones para el comportamiento del hombre, los Diez Mandamientos pueden ser considerados como los encabezados de muchos capítulos.
Ciertamente, él había venido a cumplir con lo que en la ley y los profetas —las Escrituras conocidas en ese tiempo— se decía acerca de él. Sin embargo, tanto por su ejemplo como por sus enseñanzas él amplió el campo de aplicación de los mandamientos de Dios. El verbo griego traducido como “cumplir” en este versículo es plenitud, que significa “suplir”
“rellenar”
“estar afectados”
“hacer lleno”
“Aroma hasta arriba”
“completar”
Jesucristo hizo ver a sus discípulos que su misión no era desechar, anular o restarles importancia a los Diez Mandamientos. Antes bien, les advirtió a los que le seguían:
“Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos”
Al continuar leyendo este capítulo el propósito inequívoco que tuvo Jesús se hace evidente, ya que él mismo mencionó varios de los mandamientos y amplió grandemente su significado y su aplicación.
Cristo nos muestra que el principio que encierra este mandamiento va mucho más allá de quitarle la vida a otro ser humano; abarca además las actitudes destructivas de la ira, el resentimiento y la amargura. Él explica que condenar u odiar a alguien puede impedir que recibamos la vida en su plenitud. En otras palabras, las enseñanzas de Jesús no simplemente iluminan los principios resumidos en el Decálogo, sino que imponen normas de comportamiento aún más estrictas por cuanto rigen los pensamientos emociones sentimientos intenciones y las actitudes además de los actos físicos.