El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes pastos me hace descansar, y me guía junto a arroyos tranquilos. Me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia, por amor a su nombre. Aun cuando atraviese el negro valle de la muerte, no tendré miedo, pues tú irás siempre muy junto a mí. Tu vara de pastor y tu cayado me protegen y me dan seguridad. Preparas un banquete para mí, en presencia demis enemigos. Me recibes como invitado tuyo, ungiendo con perfume mi cabeza. ¡Mi copa rebosa de bendiciones! Tu bondad e inagotable generosidad me acompañarán toda la vida, y después viviré en tu casa para siempre.
Salmo 23:1-6 NBV