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Una Revelación Transformadora
Es Espíritu y Verdad
La revelación no debe ser un conocimiento acumulado, ni una interpretación alcanzada, sino una manifestación que transforma nuestra forma de vida, tomando en cuenta y siguiendo las pautas de todo lo que está diseñado en el reino. No sólo porque lo reconozcamos, sino porque a través de nosotros, el reino se manifiesta y se hace evidente, sin que tengamos que mencionarlo o esforzarnos para que sea notado.
El apóstol Pablo declara en 2 Corintios 3:18, que la revelación del Espíritu desata un proceso transformador en nuestras vidas que nos va posicionando en distintos niveles de gloria. La transformación es un proceso continuo y no un suceso repentino, que se da cuando ponemos en acción toda la verdad que nos ha sido revelada, que nos saca más allá de la forma, estado o condición en que estábamos antes de recibirla para llevarnos a una etapa mejor y mayor.
Por tanto, la revelación es la presentación de verdades espirituales al corazón del ser humano, que no pueden ser recibidas en forma natural, sino por obra reveladora de su epíritu, para que nuestras vidas sean transformadas. La revelación de Cristo provocó que Simón, la caña frágil, fuese afirmado como Pedro, la piedra sólida; porque ya estaba determinado por el Señor. Llegaremos a ser lo que Dios dijo que somos; no importa el proceso, el que comenzó en nosotros la buena obra, la completa y la perfeccionara.
Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
La calidad de nuestra cristología, determina la firmeza de nuestra fe; la firmeza de nuestra fe determina la calidad de nuestra vida y ésta, la grandeza de nuestro destino. Pues la vida de Cristo nos es revelada y transferida por el Espíritu Santo como una experiencia transformadora. En cada nivel de gloria, Dios nos establece un objetivo y nos define un nuevo estándar de vida que debemos alcanzar, por eso hay cosas que se nos permiten ahora en el nivel que estamos, pero mañana en el próximo nivel, son un estorbo.
Cristo desafió al apóstol Pedro para operar basado en la revelación recibida y no en la tradición conocida, pues la gloria de la revelación demanda avanzar de manera consecuente con lo que nos ha sido entregado y casi siempre, cuando Dios quiere revelar algo desconocido, nos mueve del escenario y ambiente conocidos.
Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre ? —Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen Jeremías o algún otro profeta. Entonces les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? Simón Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Jesús respondió: —Bendito eres, Simón hijo de Juan, porque mi Padre que está en el cielo te lo ha revelado. No lo aprendiste de ningún ser humano.
Paso a desearte lo mejor para este 2023 que hemos iniciado. Que sea un buen año a nivel personal y a nivel colectivo.
Saludos.