Eran las ocho de la tarde. Puntuales, dos mujeres tocadas con capirotes negros y calzadas con zapatos negros de tacón bajaron ayer las escalinatas de la basílica de Begoña. Eran dos presas condenadas a diez años por un delito contra la salud pública que cumplían condena en la prisión de Basauri. Habían sido indultadas por el Consejo de Ministros tras la intercesión de la Hermandad Penitencial de la Cofradía de Begoña. Una escena así no se producía en Euskadi desde hacía 45 años y ayer volvió a repertirse.
Desde septiembre de 2001, cofrades de la hermandad han trabajado para recuperar esta tradición extinguida. Han sido siete años de presentar documentos, informes, peticiones y cartas de recomendación de hasta 16 asociaciones y entidades ante el Jefe de Asuntos de Gracia del Ministerio de Justicia. Las gestiones dieron fruto en 2009. El pasado 13 de febrero, Justicia aprobaba dos reales decretos. En ambos se conmutaba las penas de prisión impuestas a las dos mujeres (de 10 y 9 años) por otras de seis años «a condición de que no vuelvan a cometer delito doloso en el plazo de ocho años».
La ceremonia social del perdón tuvo lugar frente a la basílica de Begoña, a cuya salida esperaban cientos de personas. Dos cofrades de la Hermandad de Begoña entraron en la iglesia y salieron acompañados por las dos mujeres. Ellas, revestidas con el hábito blanco y negro de la cofradía, se expusieron con los rostros cubiertos ante los 230 cofrades.
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