Aquella noche yo sin poder más, me había puesto a llorar por él. Oyendo una canción de X-Japan, de repente todo me pareció derrumbarse, en medio de la calle, sentada en la escalinata de la estatua del Conde...

(Qué paradójico, el Conde, Mi conde, al final había resultado serlo y yo ni lo sabía. Me siento mal por haber removido ese recuerdo, ojalá nunca lo hubiese hecho.)

Así que aquella noche, lloré por Mi Conde. Otro me encontró y logró consolarme; gran.. hazaña, ja!, si, cuando una sabe que está gastando lágrimas inútiles, cualquier alma caritativa con palabras amables logra consolarte. Pero el dolor sigue adentro.

Minutos mas tarde no quedaban muestras de mis lágrimas, pero sí el sentimiento de que no podría estar al lado de él. Como siempre, él no me vio llorar, y permanecerá ignorante e impasible ante lo que yo sienta. No hasta que yo me abra, otra vez.

Reencontrar fotos con historia como ésta, te hace pensar que ha pasado mucho tiempo. Yo ya no tengo ese look. Han pasado meses, pero son cosas que se dejaron atrás. Como vivía entonces ya ha pasado, he cambiado incluso mi forma de pensar, y sin embargo...

Aún sigo llorando por mi conde. Aunque no lo sepa, todas las noches deshago le telar que tejo en su espera.