miarroba
El fotolog de Rina_Malka
Continuación... el cuento de nunca acabar ^^

Ya pasaban de las doce y el ambiente estaba lo que se dice caliente. La música nos retumbaba a todos tan fuerte que podía percibir los latidos de los corazones de los demás en la pista de baile. Las luces no enfocaban, ni deslumbraban, ni de hecho, alumbraban cosa alguna. Eran simples fogonazos que duraban un segundo. A mi alrededor la gente bailaba, reía, se veía a decenas de chicas tratando de sonreir seductoramente a sus parejas de turno. Los chicos se pavoneaban de mil formas distintas.

Mi amiga Gutty trataba de hacerse oír por encima del ruido, aplicando sus labios a la oreja de un chico alto y moreno. Éste se encogió de hombros, sonriendo. Aquello era frustrantemente divertido.

En cuanto a mi, llevaba un rato hablando con un chico que se llamaba Dani, de Toledo, que estudiaba en la facultad de medicina. Y lo recuerdo porque esa noche fue especial, y tú lo sabes. Pero no, ese tal Dani no tuvo nada que ver. El pobre chico no sabía cómo "entrar en materia". Para ser sincera, creo que estaba asustándole. A veces puedo ser muy intimidante... y sí, lo hago aposta. Lo cierto es que no me gusta perder el tiempo, y pasarme la noche hablando con alguien que en realidad no me interesa, es una buena manera de perder el tiempo.

Llegó un momento en el que Dani estaba tan cerca de mi que pude distinguir que tenía los ojos negros como carbones.

Y entonces pasó.

En una de esas veces que giré la cara hacia otro lado para evitar el contacto visual con él, te vi llegar entre dos chicos. Tú ya me habías visto, claro, y no traías cara de buenos amigos. Eso me complació. Estabas celoso. Pensé que pasarías de largo, pero sutilmente me rozaste un costado y susurraste en mi oído, tan cerca de mi que incluso pude oírte por encima de todo, cuatro palabras que hicieron que todo cambiara.

-¿No me estarías buscando?

Porque antes fuimos compañeros de clase.
Porque entonces... me arrancaste un sentimiento tan excitante que me hizo dependiente.
Porque en ese momento firmamos un acuerdo, que tú y yo jamás podríamos, ni fuimos, ni seremos nunca, sólo amigos.

006
Seis horas

Mi instituto es uno de esos edificios antiguos y grandes, con fachada amplia y recta y verjas que lo rodean. No da sensación de derrumbe, no obstante. Pero instituto es tan viejo que cuando nieva, se estropean las cañerias y las tuberías de la calefacción.

Aquel día de mediados de noviembre, la voz del director sonó mucho más fuerte de lo normal desde el megáfono, quizá porque el zumbido de la calefacción no estaba. Había nevado y todo el edificio se había paralizado.

-Se suspenden las clases por falta de recursos para darlas en las condiciones adecuadas para los alumnos- resonó su vozarrón

Todos los alumnos se levantaron y salieron como si no hubieran visto una puerta en su vida. En pocos segundos solo quedaba yo sentada en mi pupitre. No tenía las llaves de mi casa. No tenía ningún sitio al que ir. Asique saqué la mochila y me dispuse a pasar el resto de la mañana arropada con la cazadora y haciendo los deberes en clase.

Entonces llegaste tú. No habíamos vuelto a hablar desde aquella vez, cuando te hablé de Isa y Ester.

-¿Qué haces aquí?
-Me quedo
-¿...hasta las 3?
-Sí

Te quedaste mirándome como si te pensaras el salir corriendo de allí o el llamarme loca y salir corriendo después. Pero entraste, soltaste tu mochila de cualquier manera sobre la mesa del profesor, y te sentaste en el sillón. Levanté una ceja inquisitivamente.

-No voy a dejarte aquí sola
-No necesito que nadie me cuide- no pude evitar contestarle mal.
-Quéjate lo que quieras, me quedo.

Eso suponía un dilema. Si me quedaba, te quedarías conmigo por obligación. Si me iba yo, acabaría sola en cualquier sitio, cubierta de nieve y helada de frío. Asique me encogí de hombros.

No recuerdo por qué... empezamos a hablar. Tampoco recuerdo de qué. Pero hablamos y hablamos,y a veces... callábamos. Ahora sé en lo que pensabas, pero entonces ni siquiera me lo planteé. Yo pensaba en mi exnovio. Y tú lo notaste.

-Esque..tengo miedo de no poder volver a estar con otro chico. Que no me salga. Que no pueda besar a nadie más.

Y tú contestaste en tono de burla algo que a simple vista para alguien tan "inocente" en cosas de chicos como yo, sonó a burla.

-Tú lo que necesitas es un buen tratamiento.

A las 3 salimos del instituto y me acompañaste a casa, haciéndome ir detrás de ti para cubrir tus huellas con mis pisadas y así no mojarme los pies.
Ese día no toqué ni un mísero libro.

008
La misma historia... continuación

En aquella época yo era como el perro del hortelano, ni comía ni dejaba comer. Había dejado hacía un mes a mi novio de entonces, y en lo último que pensaba era en buscarme un sustituto. Pero después de aquella respuesta tuya y de ese rechazo a mis dos compañeras de clase, empecé a fijarme en ti. No como atrativo o como algo morboso, sino como una manera de entender por qué esas dos habían llegado al punto de pelearse por ti.

En realidad el verbo no sería mirar, sino examinar. Ojos intensos y verdes, gafas cuadradas y finas, pelo castaño claro, alto, siempre con un atisbo de barba que parecía que hacía juego con tu rostro, proporcionado, pero no calificable como "guapo". Tal vez hermoso... Caminabas erguido, nada de esos andares chulos de los chavales de la edad. Tus manos eran grandes, y tus dientes eran perfectos, blancos y con colmillos puntiagudos, lo que subjetivamente, siempre me ha vuelto un poco loca.

Hoy en día sabría describir cada mínimo milímetro cuadrado de tu piel. Pero entonces era muy frustrante tener una capacidad de palabra como la mía y no poder analizarte psicoanímicamente. Pero esque nunca hablaba contigo.

Tú hablabas pocas veces en clase, y cuando lo hacías era con algún comentario oportuno que solía arrancar la sonrisa no sólo a los compañeros sino también al profesor. Sabías donde estaban los límites, te portabas como un caballero con las chicas, nunca te oí una palabra malsonante o con mala intención (aunque si indirectas no demasiado inocentes hacia algun que otro especímen del género femenino).

Me gustaba cómo sonreías y se separaban tus labios, porque no desaparecían como pasa con esas personas que los tienen finos. Me gustaba como usabas tus manos, de dedos largos, como de pianista, muy parecidos a los de mi hermano. Y cómo escribías... Y cómo hablabas.

Pues.. lo dicho, no me llamabas la atención. Y eso era lo que más me molestaba: ¿por qué?

005
Una historia

NOVIEMBRE DE 2008

Íbamos juntos a clase. Yo nunca hablaba contigo, no me llamabas la atención. No tenía ojos para ti. Pero ellas dos sí. Y me pidieron que hablara contigo.

-Tienes que decirle que elija entre nosotras dos, porque las dos queremos "tema" y no nos gusta estar peleándonos todo el día por ver quién de las dos le consigue. Así que ve tú y le preguntas. Como casi nunca habláis, seguro que te escucha sin reírse.

Ellas se llamaban Isa y Ester. Cuando me pidieron que "te liara" con una de ellas no me sorprendió demasiado. Bueno, no eran lo que se dice discretas. Por otra parte yo también sentía curiosidad por ver a cual de las dos elegirías. Tenía casi claro que sería a Isa, bonita, de grandes ojos azules y pelo corto y rizado. Graciosa, inteligente; Ester era rubia y la típica chica "poquita cosa", de la que no esperas que hable contigo de chicos. En fin.

Nunca he tenido problemas para echarle morro a algún asunto y con desparpajo y seguridad abordar cualquier tipo de tema con cualquier tipo de individuo o individua como diría nuestra ministra. Así que hace un año, aprovechando la proyección en clase de una peli de esas que ya nadie ve, me acerqué a ti y te solté a bocajarro un "tenemos que hablar de algo". Y entonces tú, sin siquiera darme un segundo de tregua para prepararme ante cualquier respuesta, contestaste:

-Diles que no quiero nada con ninguna de las dos. Que son muy majas, pero que no quiero nada.

Cuando me encuentro con alguien inteligente, lo sé ver. Y no me anduve con titubeos ni tonterías. Me limité a levantar una ceja reclamando la aclaración (innecesaria, claro). Pero en lugar de responder a la pregunta muda, sonreíste un poco, como cansado, y sólo añadiste: "fui pastelero antes que fraile". Tú tenías 18 años. Yo 16. Habías repetido un par de cursos, pero no ibas de malote. Esto no fue una película americana.

Aunque nunca te lo dije, aquél día en el que tú rechazaste a esas dos que me usaron de Celestina, yo me sentí bien. Aliviada. Por un momento temí que dijeras "sí" a Isabel. Por un momento sentí que perdía algo que todavía no había podido disfrutar.

0011
PIRATA

Esta es la historia de un alma libre que volaba tan rápido como las velas de su barco lo permitían. Esta es la historia de una dama, de una señora, de un caballero en cuerpo de mujer.

Ella no recorría los mares y océanos del mundo admirando sus aguas azules ni sus islas rojas al morir el sol, porque no era necesario.

Tampoco imponía órdenes a su tripulación, ni les hacía saltar desde la pasarela, y la amenaza nunca se entrelazó con su lengua para dirigirse a ellos. Tampoco era necesario.

Ni era la típica mujer pirata que ahora podéis estar imaginándoos con un apretado corsé y botas con tacón, minifalda son jirones, aretes en las orejas y un loro en el hombre. Ni falta que hacía.

Tenía sólo 13 años.

Y, ¿por qué la niña pirata no recorría las aguas, sino que se quedaba varada en puerto?

Y, ¿por qué no ejercía su autoridad y se beneficiaba de los asaltos de sus compañeros?

Y, ¿por qué no aprovechaba su joven cuerpo para lucirlo y somoter la volutand de cada ser humano con cromosoma Y?

Pues por eso, porque era una niña todavía. Cuando le nombraron pirata le dieron la libertad, pero no sabía usarla.

Le concedieron el don de la palabra, pero no quería usarle.

Le otorgaron un cuerpo joven y fuerte, pero no entendía para qué servía.

La niña pirata tenía todo cuanto una niña pirata puede pedir... pero no sabía... no sabía... no sabía...

001
Acerca deFoto de Rina_Malka

Rina_Malka

Mujer, 31 años

España

2024
  • Enero
  • Febrero
  • Marzo
  • Abril
  • Mayo
  • Junio
  • Julio
  • Agosto
  • Septiembre
  • Octubre
  • Noviembre
  • Diciembre
2023
2022