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Mairin y Tuluna estaban rodeadas de arañas, no hacian más que salir y salir... pero algo les hizo parar su avance, se quedaron quietas como estatuas.
Entonces cuando aparecio Aedan con una mirada hinotizada, Mairin dijo su nombre en silencio, mientras que Tuluna se dio cuenta que en el suelo había huesos de muchas clases. Todo estaba en silencio, Aedan y las criaturas aracnidas esperaban a alguien y ese ALGUIEN debe ser la que maneja todo esto.
Una gran araña se presenta como Aracnus delante de Aedan, mientras Tuluna observa a las arañas paralizadas en donde estaban, Mairin sale corriendo para proteger a su hermano. Aracnus gritaba desesperada al saber que no estaba sola, entonces fue cuando las arañas atacaban todas a la vez, más a Tuluna.
"¿Aedan? ¡Soy yo, tu hermana!" Mairin intentaba que su hermano le reconociera, pero no fue así y Aracnus apareció por detrás de ella "¡Estúpida, ese crio ya no sabe que tuvo una hermana!" Mairin no le quiso escuchar más e intento atacarla, pero era rápida. Al fondo se veia a Tuluna espantando las arañas con la antorcha, al ver a su compañera que no podia matar a Aracnus, fue entonces cuando decidio ir corriendo e ir a ayudarla.