Estábamos en pleno mes de mayo y el intenso sol iluminaba la extensa y ornamentada calle de Venecia. Era domingo, y no tenía ningún plan que hacer, por ello me puse a ojear las viejas y ambiguas revistas dobladas que me quedaban en el maxi bolso, cuando las compraba en el quiosco que está en frente de mi edificio.No había parado ni un segundo en pensar en él, en su sonrisa de fábula, en sus dulces miradas, en la aroma que desprendía, en el resplandor de sus ojos, en la manera que me decía te quiero.

Pero desgraciadamente todo ello se iba acabar, después de nuestra última discusión , se distanció de mí, no volvió a hablarme, ni a contestar a mis mensajes que decían te echo de menos, ni rastro de aquel chico, que una vez me cautivó y me hizo sentir una princesa que su cuento de hadas podía hacerse realidad.No me arrepiento de nada de lo que he hecho pues fue lo que sentía y lo que realmente quise hacer. Me temo que le hice daño a varias personas,pero el amor nunca se planea, por lo menos yo. Me siento perdida, queriéndolo olvidarlo, sacarlo de mi cabeza como arte de magia, y que nunca más me diera esa tristeza interior con ganas de gritar y llorar, y darlo todo por él.Pienso que si lo quieres realmente tienes que déjarlo ir, y si alguna vez fue tuyo, volverá contigo.

Sobresaltada, me levanté de allí, una gran multitud se amontonaba alrededor de la plaza de San Marco, las palomas comenzaban a volar lejos, muy lejos, y era un panoroma espectacular. Por lo menos, alguien en esta vida, se sentía en plena libertad,de continuar su camino, y dejar todos los problemas atrás.